El Gobierno no quiere que mejore el sector privado.
Las ideologías impiden ver ciertas realidades porque tienen intereses. La utilidad de la disciplina, o del esfuerzo, se ve tarde con la recompensa. La virtud es el hábito de hacer las cosas bien; el vicio es el hábito de hacer las cosas mal. Un error no es un vicio, un acierto no es una virtud. Ambas, la virtud y el vicio son sociales cuando repercute en los demás. Si yo derrocho mi dinero, tiene consecuencias en mi economía, pero si derrocho dinero público afecta a los demás, porque han pagado impuestos.
La virtud necesita fe, hay que dedicarse a ella sin ver la utilidad, como con la disciplina, el esfuerzo y el hábito de pensar. El entrenamiento en el esfuerzo y la disciplina tiene retornos diferidos extraordinarios, permite rendimientos altos en frecuentes condiciones sub-óptimas. Lo bello, lo bueno y lo útil convergen, a velocidades distintas. Lo bello puede ser instantáneo para unos, e invisible para otros, lo bueno y lo útil necesita experiencia de necesidad. La belleza caduca. Lo útil también puede caducar con la tecnología. La digitalización elimina la necesidad de ir al banco, nos ahorra tiempo, podemos ganar productividad. Lo bueno permanece en el tiempo. Los tesoros de las verdades eternas hay que conservarlos: todo cambia; no quieras para el prójimo lo que no quieras para ti; eliminar lo que sobra; el riesgo individual que redunda en beneficio del prójimo debe ser recompensado; el error es el principio del conocimiento.
En la España actual por la educación y los medios de comunicación, la mayoría de la población no quiere conocer la verdad porque es desagradable, conocer la realidad es una invitación a la incertidumbre, si no al miedo, pero la verdad es necesaria para ser libre. Muchos españoles obedecen y se acomodan a intereses autoritarios porque no han tenido que luchar por ninguna libertad. La distracción del PP, la ocupación de la Justicia, la sumisión de la Iglesia católica, la “compra” de los medios de comunicación, basta para que la repetición de mentiras se convierten en verdades oficiales. Millones de españoles votan a derrochadores, hasta que los empleos y pensiones públicas se reduzcan como ocurrió con Zapatero, las pensiones se redujeron un 35%.
Se atribuye a Miguel Ángel Buonarroti (1475-1564) el principio estético de “eliminar lo que sobra”. Este principio es una destilación que hace converger belleza, utilidad y bondad. Lo tercero porque no derrocha ni tapa, lo segundo porque no necesitas más y lo primero porque es sencillo, nada esencial falta. Hay hábitos contra-intuitivos porque necesitan acumulación de virtudes. Se ve mejor la luz mejor cuando has estado antes sufriendo la oscuridad del esfuerzo, la disciplina, la fe. Y claro, no está al alcance de todos los que no han practicado, o no han tenido fe.
Este principio de eliminar lo que sobra es uno de ellos, pero hay otros. Por ejemplo el capitalismo auténtico, que no se basa en consumir, sino en ahorrar, retrasar el consumo, para invertir en capital y producir mejor. No es intuitivo, necesita sacrificio, porque lo más tentador es gastar en lugar de ahorrar. El socialismo se basa en gastar y lo que llaman distribuir (quitar a unos y dar a otros). Como el engaño es quitar a los más capaces y dar a los incapaces, el resultado a medio plazo siempre es ruinoso, porque aumentan los segundos, acomodándose, y disminuyen los primeros, hartos y desmotivados. Imagine que España es un campo, y que el Gobierno es el agricultor; pues bien, el capitalista riega por aspersión, ahorra agua y trata de mejorar la producción invirtiendo en fertilizantes. El socialista inunda las zonas poco fértiles, derrochando agua en las zonas poco fértiles y a las que si son, les quita riego. La consecuencia es peores cosechas con más cantidad de agua. El agua son los impuestos, los fertilizantes son los incentivos fiscales.
Otro principio contra intuitivo es que no hay beneficio sin riesgo. El beneficio puede llegar o no, requiere primero ver la posibilidad (que no está alcance de todos), y después atrevimiento y la buena ejecución de la idea. Muchos no ven la posibilidad, otros no se atreven, solo el que teniendo las dos cosas se atreve a ejecutarla y después de cometer errores lo consigue. Aquí reside el misterio del emprendimiento. En la España actual no se enseñan estas verdades contra intuitivas porque la educación no invita al riesgo. Se enseña que equivocarse es un fallo, que avergüenza, cuando es el principio del conocimiento. La consecuencia es el no emprendimiento, ni innovación. Porque no hay innovación sin riesgo. El vicio del ranking impide la innovación, asegurar la cantidad impide la calidad.
La excelencia, el hábito de hacer las cosas bien, es lenta, necesita esfuerzo, disciplina, fe y bondad, está al alcance de muy pocos porque necesita mucha virtud y ninguna prisa. Nada que no sea libre puede ser excelente. Interesa adoctrinar al estudiante en determinada dirección. La obediencia incondicional al poder, el estatismo que identifica el bien común con el aumento continuo del sector público, el engaño de que lo privado es sospechoso de malo, eso se aprende en la educación pública.
Si este tipo de gestión continuara llegaríamos al comunismo completo. Cualquier aumento del sector público implica aumento de impuestos que acaba destruyendo actividad privada. La excelencia solo cabe en el sector privado.
Lo social no es lo público, sino lo que sirve a las necesidades de la gente. La gratuidad no existe, ni es social porque lo que no paga uno lo pagan otros. La generosidad es posible solo si hay personas prósperas, nunca cuando todos son necesitados del Estado. La caridad ha existido antes que los Estados. Las organizaciones caritativas existían antes que los estados modernos, y hoy llegan a donde no llega el Estado. Cuanto más Estado, más corrupción, porque ni hay transparencia ni los autoritarios tienen necesidad de darla. Como fuera del poder no hay privilegio, algunos tratan de aprovecharse tomando atajos.
La excelencia social de la gestión pública es hacer más con menos, servir a más personas con menos impuestos, para lo cual son esenciales dos cosas: colaboración público privada para aprovechar todos los recursos, y eliminar lo que sobra. ¿Por qué pueden sobrar algunos recursos? Porque cambien las necesidades, por la tecnología, porque haya menos población o haya cambiado por envejecimiento. Porque haya exceso de burocracia, porque se repitan funciones (comodidad ante auditorias) y otras queden desatendidas, porque en lugar de priorizar le eficacia de la gestión se quiera engañar para que te voten, para contentar a sindicatos. Si con la digitalización y la inteligencia artificial los servicios administrativos no decrecen en la universidad pública, es malversación intencionada, su presupuesto debe reducirse un 10% anualmente mientras los titulados sigan emigrando. Los rectores deben dejar de lloriquear como niños mimados, a trabajar haciendo más con menos, y a dejar de auto-promocionarse. El sector privado ha reducido más del 50% del personal de servicios administrativos, en el sector público no, porque está politizado, la prioridad son los votos, no la eficiencia económica. El buen gestor no debe pensar en los votos. Si además lo que sobra se puede eliminar sin traumas, simplemente amortizando jubilaciones, no eliminar lo que sobra es malversar.
Subvencionamos al 80% la formación universitaria mientras 1.100 titulados universitarios españoles cada día emigran al extranjero por falta de empleos dignos. Derrochamos gasto público educativo universitario, mientras la deuda no para de crecer, los intereses de la deuda pública española consumirán 109 millones diarios en los próximos presupuestos PGE. Se gastan más de 100.000 millones en subvenciones, la mitad clientelares, focos de corrupción y evasión fiscal. Si lo que sobra no se elimina, aumenta impuestos, baja productividad empresarial, eliminación de empleos y empresas privadas.
Fíjense en cualquier socialista, identifica la mejora de cualquier servicio con mayor gasto, incluso acusan a la oposición de privatizar, como sinónimo de malo.
¿Estaríamos peor los españoles si TVE se privatizara? Nos ahorraríamos 1.100 millones anuales y el valor de su venta se invertiría en otras necesidades. Si llevamos décadas con natalidad descendente, cómo se explica que haya más profesores pre-universitarios que nunca y que los alumnos lleguen cada vez peor formados a la universidad. En lugar de hacer más con menos, hacemos menos con más gasto público. La política socialista de puertas abiertas a los inmigrantes irregulares satura los servicios públicos, consumen presupuesto, aumenta la delincuencia e inseguridad ciudadana. Es un caballo de Troya del terrorismo internacional. 15 millones de familias española contrata seguro privado por la ineficacia del servicio sanitario público. Si no se respeta la propiedad privada se ofertarán menos viviendas de alquiler, de muchos españoles que compraron otra vivienda como inversión, o pensión. Se puede liberar suelo haciéndolo edificable y estimular fiscalmente la creación de vivienda nueva privada. Se pueden mejorar las comunicaciones con zonas vaciadas próximas a grandes ciudades y se llenarían ocupando viviendas, dotándolas de servicios de internet, fomentaría el sector primario y resucitarían las zonas abandonadas. Durante años se podrían invertir 100.000 millones en dotar de servicios a la España vaciada mejorando comunicaciones, sin añadir impuestos, simplemente privatizando TVE, reduciendo la mitad de las subvenciones clientelares. La inmigración irregular debe frenarse, el 70% no se emplea, recibe subvención, satura servicios sociales y aumenta la delincuencia. El año pasado costó 8 millones de euros diarios, este mucho más. Alguien está interesado en tener nuevos esclavos que acabarán votando. Con las medidas citadas se aliviarían problemas de vivienda, crecería el sector primario, el PIB privado y el empleo, todo sin subir impuestos. El Gobierno actual no quiere esto.