Traidores en Babelia

Los responsables de la quiebra del estado de derecho son los votantes de los partidos del 
Gobierno.

Hace cinco siglos, Nicolás Maquiavelo dejó escrito el principio político: “Nunca intentes ganar por la fuerza lo que pueda ser ganado con la mentira”, suscitando el debate entre política y moral,  atentando contra el octavo mandamiento. Para Maquiavelo, la política no tiene relación con la moral. 

En EE.UU el uso de las armas está permitido para que el ciudadano pueda defenderse de gobiernos que se extralimiten. La tentación de sobrepasar los límites constitucionales desaparece rápidamente, por la cuenta que les trae.  En la España actual tenemos un agujero negro por donde se cuelan los peores males. Somos una partidocracia que permite que caudillos de partido, sin filtro alguno (ni técnico, ni mental, ni moral) alcancen la Presidencia del Gobierno utilizando la aritmética electoral. 

En los partidos-secta como el PSOE la obediencia al caudillo es ciega, no hay independencia de opinión, ni dignidad que defienda el interés ciudadano, porque las listas electorales cerradas y bloqueadas las decide el caudillo. Además el PSOE  paga muy bien a los obedientes, buscándoles cargos oscuros pero bien remunerados, cuando los aparta de los focos. La sumisión al caudillo es dura como el diamante porque la enorme mayoría carece de vida profesional alternativa comparable a la buena vida de la política, cosa que si ocurre en otros partidos, y por eso abandonan. La dignidad sólo es posible en algunos partidos. Los jefes del PSOE actual nunca han trabajado en la empresa privada, como mucho funcionarillos; bastantes han vivido siempre del partido. Las dinastías familiares con pedigrí político abundan como en las de médicos o abogados.

¿Todavía tiene usted la inocencia de creer que los partidos políticos buscan el bien del país? 

Suelen ser empresas de colocación de afines, una especie de sindicatos ideológicos. Por eso los votantes incondicionales de una determinadas siglas contribuyen a que no cambien, manteniendo el voto. Ni votar es rezar, ni un partido político es una iglesia, se parecen más bien a una secta.

El estado de derecho debe velar para que no se robe dinero público, no haya abusos de poder en la adjudicación de contratos, en los concursos para obtener un contrato o plaza pública. Desde hace dos décadas, los gobiernos de Zapatero, Rajoy y Sánchez, no han sido capaces de que el PIB crezca (descontada la inflación) y la deuda pública la han multiplicado por cuatro, de 0,4 a 1,6 billones. El sector privado decrece aplastado por impuestos para financiar el gasto público: Financiamos un empleado público por cada 14 habitantes, mientras en 1975 teníamos uno por cada 51. El sueldo público medio es un 32% superior al privado según los datos de la agencia tributaria. Esto indica la putrefacción comunista que padecemos; tenemos más empleados públicos que autónomos, y los titulados universitarios en lugar de emprender quieren ser funcionarios.

Se supone que en una democracia el Estado utiliza la fuerza contra quién incumple la Constitución, que el estado de derecho ampara tal legitimidad, igual para todo. El gobierno Sánchez, cambia las leyes para que robar dinero público (malversar) no sea delito y atentar contra la unidad del Estado (sedición) tampoco. Ahora quieren que los políticos y altos cargos independentistas se pueden saltar la ley, considerando que imputarles sus infracciones es judicializar la política. Los ladrones han de cumplir la ley, pero si llevan carnet de partido tal vez no. 

España es una partidocracia sin división de poderes, una dictadura sin militares dentro de la UE,  una vergüenza para todos los europeos. Los responsables de la destrucción de España y de lo peor que pasará, son los votantes actuales de los partidos que apoyan a este Gobierno. 

Los partidos separatistas (prohibidos en Francia y Alemania) y comunistas (prohibidos en Alemania) son anti-patrióticos, enemigos de la unidad del país que les paga, actúan contra la prosperidad de los ciudadanos que se genera con el comercio privado, perseguido por el comunismo. Los separatistas buscan enriquecerse a costa del saqueo fiscal y la libertad de sus ciudadanos adoctrinados en un estado comunista más pequeño. Mientras lo consiguen, son pagados con nuestros impuestos, vulnerando impunemente la Constitución.

En España no usan las armas ni las fuerzas de seguridad ante delincuentes para defenderse. La Constitución española dice que el Ejército debe velar por el cumplimiento de la Constitución, pero si un gobierno promociona en las cúpulas militares a mandos obedientes, el principio jerárquico, deja a los españoles indefensos.  

Cuando uno decide ser tirano, debería asegurarse que va a seguir siéndolo hasta su tumba (Dios nos libre), porque cuando deje de serlo, no podrá salir a la calle aunque no estén permitidas las armas de fuego, alguno las puede encontrar, o utilizar otras, sin fuego, que matan igual. El pueblo no olvida a los traidores, más le valdrá irse a vivir a otros países.

Alemania ha pedido a la UE que las empresas de menos 500 empleados estén exentas de la aplicación de las regulaciones medio ambientales de la UE, mientras España va de pardillo ecologista siendo los primeros al poner impuestos al plástico, castigando el bolsillo de los españoles y la competitividad de nuestras empresas. La pléyade de inútiles en la burocracia de la UE es visible hasta para los tuertos de entendimiento. 

No es la primera vez que Alemania pide alguna exención, también se produjo para la unificación de Alemania, después de la caída del muro de Berlín. Los países civilizados se ocupan de la competitividad de sus empresas, de reducir la inflación, y nuestros comunistas gobernantes se dedican al postureo, al engaño continuo, agrediendo fiscalmente a las empresas, agujereando el bolsillo de los españoles y aumentando gasto público e impuestos.

En el sainete babélico del Gobierno permitiendo el uso de lenguas cooficiales españolas en el Congreso, simbolizando la rotura de la unidad nacional, el portavoz del PP se pone a hablar en vasco humillándonos a todos. El PP puede evitar el uso de las lenguas autonómicas en el Senado, pero en lugar de plantear la batalla cultural pone la otra mejilla, se rinde al abuso socialista/separatista del uso de lenguas cooficiales y lo consiente en el Senado. Este comportamiento muestra lo que podemos esperar de este PP. 

La lengua no es instrumento de distinción sino de comunicación, de unión. El vasco no lo entiende ni el 5% de la población española, incluidos muchísimos vascos. Los jóvenes adoctrinados en los colegios aumentan metiéndole doctrina anti-española. Después de expulsar amenazados a los que no les votan, lo que tienen es una dictadura con urnas. Hablar en vasco en el Congreso es un derroche económico y propagandístico separatista, una humillación.

Si la parlamentaria Àgueda Micó, del separatista pan-catalanista-comunista Compromís, cree que porque hable valenciano, los valencianos mejoraremos en algo con este sainete babélico estamos aviados. En su primera intervención dice que el valenciano lo hablan 10 millones de personas e incluyen 5 comunidades y tres estados de Europa. La comunidad valenciana no llega a 5 millones y no todos hablan valenciano, así que los números no salen. 

Agueda Micó ha confesado pues, implícitamente, su identificación con el separatismo catalán para quién trabaja, porque está identificando el valenciano con el catalán, que es lo que realmente piensa Compromís, pero no lo que dice a los votantes en las elecciones. Ocultan su ideología para engañar a los alumnos de valenciano a los que adoctrinan desde hace décadas. Comprobarán ustedes cuando haya nuevos presupuestos y observemos que las inversiones y recursos se van a las zonas separatistas catalana y vasca, y los valencianos nos quedaremos a dos velas. Esa es no solo la inutilidad de éste partido para la comunidad valenciana, sino su perjudicial existencia porque adoctrina contra España. Doblemente traidores con los valencianos, contra España y contra nuestra comunidad, sirviendo a los separatistas catalanes a escondidas.

Casi simultáneamente con la confesión pan-catalanista de Agueda Micó, su antecesor en el Congreso, el “gallo feminista” Joan Baldoví, en el Parlamento valenciano, se enfrentó en tono amenazante y chulesco a la parlamentaria Ana Vega de VOX, inquiriéndole que de qué se reía (vean el bochorno machista en YouTube).

Igual que por el chantaje separatista produjo la eliminación de la malversación y la sedición como delito. Ahora se inventarán otras leyes donde cambiarán el nombre a la amnistía pero los amnistiarán a todos los culpables de la rebelión catalana. Como la Constitución no se respeta, y a quién la vulnera no se le castiga, seguimos autodestruyéndonos.

Después les permitirán un referéndum, que tampoco se llamará de autodeterminación, pero que los separatistas lo usarán como tal.  Además cargarán la deuda catalana real y la histórica que ellos mismos inventan, a nuestras espaldas, de 450.000 millones de euros, hasta que nos rescaten. Entonces algunos despertarán y sabrán el daño causado votando a traidores.  

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