Tiranos pactan, tontos les votan y traidores celebran la dictadura.

Entre todos la mataron y España se rompió.

Un bebé se despierta de madrugada porque tiene hambre y llora porque no sabe hablar, para que sepan que tiene hambre. Después, cuando ya sable hablar, aprende que llorando conseguirá lo que se proponga si los padres le dan todo, aprende a hacerse la víctima rápidamente. Hacerse la víctima es tan fácil que hasta los bebés lo hacen.

Todas las guerras, genocidios, movimientos de liberación, parten de una victimización desencadenante y justificadora de la reacción, casi siempre violenta. El feminismo original auténtico, el movimiento de Ghandi para la liberación de la India, de Mandela en Suráfrica, o Martin Luther King son excepciones que excluyen la violencia, y la victimización es auténtica, hay victimas reales, la mujer, los hindúes, los negros. La verdad permite y legitima la no violencia, quieren evitar un mal, no causar daño. Hay legitimidad moral.    

Si la víctima es irreal, imaginada como excusa, provocada, entonces hay violencia, deseo de exterminio, el adversario es rival con el que hay que acabar, impedir que influya. El antisemitismo de los nazis acabó con casi siete millones de judíos; en la revolución rusa comunista de 1914 y en cualquier guerra pueden morir millones de personas. 

Las élites separatistas buscan lo mismo que las socialistas actuales, a escala diferente: el poder. ¿Para qué? Para lo mismo pero a escala diferente: para vivir muy bien de la política, robando cuanto puedan, para ellos y afines. 

El separatismo nace de una victimización previa falsa, necesitas convencer a suficiente gente que el país del que te quieres separar te explota económicamente, o te reprime políticamente, o las dos cosas.  El socialismo también de una victimización previa falsa: los empresarios explotan a los trabajadores.  Para convencer a mucha gente la mejor forma, aunque lenta es la educación, para adoctrinar desde niños hasta que haya una mayoría suficiente de adoctrinados. 

La singularidad lingüística es la excusa separatista para cambiar contenidos educativos e introducir adoctrinadores ideológicos en el sistema educativo. El socialismo adoctrina eliminando todo contenido liberal, introduciendo doctrinas de igualdad, de género, falsos feminismos. Los separatistas y socialistas completan la hegemonía cultural controlando los medios de comunicación públicos y financiando los privados con nuestros impuestos. Ambos socialistas y separatistas dejan pasar el tiempo y el fruto madura en el árbol del adoctrinamiento, cayendo sobre urnas en tiempo de cosecha electoral. 

Los separatistas catalanes usan la excusa de la explotación económica más la lengua; los vascos la represión política más la lengua. Franco le servía como falsa excusa a los terroristas de ETA, y para expulsar de las provincias Vascongadas a los no separatistas, con amenazas y extorsión. Muerto Franco en 1975, por supuesto continuaron, robando a empresarios con el impuesto revolucionario.  La torpeza del PP y PSOE, y la falta de patriotismo de ambos desde 1977 hasta 2004, aliándose con el PNV y los nacionalistas catalanes, en lugar de pactar gran coaliciones. Los separatistas progresaban y los niños adoctrinados se hacían mayores y votaban. Con el tiempo el soporte electoral crecía establemente con el adoctrinamiento educativo. 

Karl Marx, publicó el Manifiesto Comunista (1848), desplegando una teoría de la explotación y victimización de los trabajadores, demostrada como falsa por la escuela austriaca de economía porque no existe un valor objetivo del bien o servicio producido, por tanto tampoco lo hay del trabajo. El valor del trabajo se pacta libremente entre el empresario y el trabajador. El empresario se arriesga y todos los componentes de la producción del bien o servicio cuentan, además del deseo de consumir el bien, que depende de la decisión del cliente. Como es más fácil engañar a la gente que convencerlos de que están engañados, las 23 páginas del Manifiesto convencen a muchos jóvenes y adultos iletrados, que ignoran la realidad. Mientras la victimización no es desmontada, incluso a veces después, se produce una hegemonía de las víctimas. 

Donde hay mentira no hay verdad, no hay consenso posible. Para curar una enfermedad hay que atacar el mal y acabar con él. No se puede ser moderado, tibio, proporcional; o sanas extirpando el mal o te pudres con él. ¿Por qué? Porque todo lo que no requiere esfuerzo se contagia fácilmente, y nada es más fácil que hacerse la víctima. 

El socialismo posibilita que el Estado vendrá a darte el biberón, mientras dure el dinero de los impuestos de los demás. Cuantos más amamantados, más impuestos hay que poner, y entonces menos empresas sobreviven. La consecuencia es más paro y más deuda. Cuando el biberón esté asegurado ya no se valorará, las victimas reclaman galletas de mantequilla (como comen los ricos),… la deuda de papá Estado deviene insoportable, y vendrá miseria para todos menos para las élites gobernantes del Estado comunista.  

Quién cuestione algo se convierte  automáticamente en enemigo, porque no se respeta la libertad, temen al disidente porque hay voluntad totalitaria, y acaban con él utilizando mayorías obtenidas previamente, limpia o suciamente. Dos mentiras valen más que una verdad. Las victimas reunidas gobiernan, todos a obedecer, si disientes eres perseguido.  

La humillación voluntaria del buscador de poder es el antecedente de una agresión retardada contra disidentes. Un psicópata que se hace la victima de las protestas de millones de españoles dignos y valientes, que en toda España se manifiestan, como también lo han hecho decenas de asociaciones de todo tipo de funcionarios valientes, ante un golpe de Estado. El Rey no se ha atrevido a pararlo. Cuando necesite al pueblo para salvar su corona, se acordarán que hizo el avestruz, no saldrá a defenderle. Si cree que saldrán a defenderlo socialistas, comunistas y separatistas, está listo.

El Gobierno también se victimiza, cuando dice que la oposición crispa y divide a los ciudadanos. También los separatistas catalanes y vascos.  Lo hace el ministro Escrivá cuando dice que las quejas de las comunidades autónomas por la dispersión arbitraría y caótica de inmigrantes ilegales, muestran la insolidaridad de las comunidades autónomas.

Lo hace la UE con la excusa del cambio climático, argumentando que se va acabar la humanidad, inventan una ley de restauración de la naturaleza, contra el sector agricultor y ganadero de los estados nación, destruyendo la agricultura y ganadería nacional, con restricciones disparatadas e impuestos, mientras esas medidas no se aplican a productos importados. 

La UE está desconcertada, plagada de políticos mediocres, burócratas y corruptos, se victimiza de agresiones abstractas (ecologismo, cambio climático…) y se erige en verdugo real de los países integrantes, porque pierde soberanía energética, agro-pecuaria, defensiva, migratoria, e impone la absurda agenda 2030 que no sirve más que para poner impuestos, encarecer productos, aumentando inflación y restando competitividad a empresas y soberanía a los Estados. 

El supuesto paraguas democrático de la UE se esfumó, la dictadura española continúa cambiando de dictador, la misma UE cada vez es más comunista, no se da por aludida de la vergüenza española actual, y acusa a Polonia y Hungría, de déficit democrático, mientras en España ni hay separación de poderes, ni igualdad ante la ley, no se respeta la propiedad privada ni el estado de derecho, los políticos podrán revisar las sentencias de los jueces (lawfare).  

Hemos visto que tanto separatistas como socialistas/comunistas utilizan la victimización para pasar a verdugos previa toma del poder. Lo sorprendente, de los que los votan, es que la izquierda presume de igualdad. Sin embargo, la ley de amnistía supone desigualdad de los españoles, aumenta la desigualdad económica entre autonomías, produce inseguridad jurídica y fiscal de cualquier empresa. La desaparición y fuga de empresas garantiza el decrecimiento de inversiones, el aumento de deuda y paro. 

Toda esta crisis económica es intrínseca al socialismo/separatismo, perfectamente previsible, porque no permite la libertad y la cooperación de la mayoría de la población, porque se basa en mentiras, en bandos: lo público contra lo privado, los que hablan una lengua u otra. La no cooperación es ineficiente, cara y corrupta, y en consecuencia acaba en mayor acoso fiscal, que elimina progresivamente el sector privado, la clase media y cuyo final es el totalitarismo.  

¿Quién pagará las pensiones y sueldos públicos a los tontos votantes de estos gobiernos cuando dentro de unos meses la deuda llegue a 2 billones y el pago de la deuda se coma inversiones necesarias para mantener la calidad de los servicios públicos?     

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