Gobierno para tontos

Sobran tontos en España

El Gobierno de la amnistía que acaba de nombrar Sánchez, dicen que es más político, lo que significa que hay más mentirosos sectarios capaces de disimular la dictadura que nos han impuesto, donde los políticos juzgarán a los jueces (lawfare), la separación de poderes y el estado de derecho han desaparecido. A pesar de que la enorme mayoría de medios de comunicación engañan a ciudadanos tontos para que no se enteren del golpe de Estado, el dictador necesita un gobierno de mentirosos profesionales capaces de engañar a sus tontos votantes.

Los que votan a políticos corruptos, impostores, ladrones y traidores, no son victimas de nada, son tontos cómplices.  Un tonto, es una persona cuyas decisiones perjudican a sí mismo y a los demás. El trabajador parado, subempleado, mal pagado y subsidiado, ya no votan a este PSOE, cuya O significa orwelliano. Está sostenido por una parte importante de funcionarios y pensionistas (población 12,8 millones), y jóvenes adoctrinados en familia y sistema educativo que ignoran la realidad.

¿Cómo puede haber 12 millones de tontos adultos en España que voten a socialistas comunistas, y separatistas?  A. Machado que conocía bien a los españoles decía que de cada 10 españoles, 9 usan la cabeza para envestir, y uno para pensar. 

El sector público es manantial de tontería, por eso los comunistas quieren que todo sea público. Hay una gran confusión entre la capacidad de memorizar, con la inteligencia. Es falso que todo funcionario sea inteligente. Los sistemas de selección de empleados públicos españoles son memorísticos, abundan los tontos con memoria, que se producen en la universidad pública desde hace dos décadas.  

Hay personas capaces de almacenar información por tener buena memoria, pero no saben tomar buenas decisiones, incapaces de conectar y relacionar la información. Para no ser tonto hay que leer mucho y viajar bastante. Sin memoria no puede haber ciencia, pero una persona de buena memoria puede ser muy tonta, sobre todo si los contenidos educativos excluyen cualquier idea no socialista, que es lo que ocurre en España. 

Al tonto no se le puede convencer, porque no utiliza la razón para la toma de decisiones, por incapacidad natural, o porque teniendo capacidad otras motivaciones se anteponen el uso de la racionalidad.   Los tontos deciden por motivos emocionales, principalmente el miedo . Quién manipula el miedo de una persona domina su alma, cree cualquier mentira que favorezca sus anhelos, convertidos en derechos. 

He identificado a cuatro cinco tipos de tontos, aparte del rey Felipe VI:  escasos de intelecto, ignorantes adoctrinados, ideologizados fanáticos y esclavos silenciosos.

 Una persona con miedo está dispuesta a aceptar aquello que le gustaría que fuera cierto, por absurdo que parezca. Jóvenes adoctrinados ofrecen su voto por un bono cultural y transporte gratis; pensionistas también, por 60 euros más al mes. Ambos priorizan su egoísmo personal a la ruina del país que no perciben. 

Aparte de la capacidad intelectual limitada, están los que pudiendo hacerlo no quieren, fanáticos ideológicos, y los esclavos que callan y no sienten los grilletes que arrastran porque no se mueven.  La fanática comunicación de portavoces socialistas, por ejemplo, cuando dicen que el PP divide a los ciudadanos, que no acepta el resultado de las elecciones, que la economía va como una moto, o que VOX es un partido anti-democrático, son ejemplos típicos opiniones absurdas, solo para tontos.  

Las emociones afectan a nuestros razonamientos . A veces la emoción viene porque alguien en la familia metió en su cabeza ideas que impactan de por vida, por ejemplo, un padre dice: Al abuelo lo mató el bando X en la guerra civil española. El niño naturalmente lo cree pero no comprende lo que ocurrió. 

Esa educación sentimental que el padre transmite al niño lo convierte para siempre en enemigo del bando X. El niño cuando es mayor, si no lee mucho y viaja bastante, muy difícilmente cambiará de opinión. De adulto, ya no hay bandos X e Y, pero  las películas, la cultura hegemónica dice que hoy el bando X de la guerra son los del partido Z actual, así que tenemos un votante tonto por contagio familiar.  ¿Cuántos votos socialistas tienen este turbio origen?

Ese contagio ideológico lo difunden también profesores ideologizados, que adoctrinan en el sistema educativo público. El separatismo catalán y vasco, el socialismo inculcado con supuestas ideas igualitarias y de género, en colegios e institutos de secundaria. Los estudiantes llegan hoy a las universidades adoctrinados, de socialismo en todas partes, y de separatismo anti-español en las zonas separatistas consolidadas, y en las emergentes: Navarra, Baleares, Valencia, Galicia.     

A los tontos no se les convence, se les persuade emocionalmente, ¿cómo?, con mentiras que amortigüen sus miedos y estimulen sus ambiciones. 

El sistema educativo español produce tontos con título universitario. La politización ha introducido un gobierno universitario basado en los votos en lugar de la excelencia y la sabiduría, lo propio de una organización cuyo faro debería ser iluminar el saber, la innovación, el desafío intelectual, el riesgo emprendedor. La democracia es un mal menor, pero la universidad merece y necesita el gobierno de los mejores, que no son los más votados. Donde todos votan acaban decidiendo los tontos y gobernando mediocres

y/o tiranos. 

La universidad pública es como una flota con tres barcos superpoblados: profesores investigadores PDI, personal de administración y servicios PAS, y alumnos A, que navegan en el mar de la educación. Los tres barcos van cada uno por su lado, solo comparten el interés por ser funcionarios, todo el PAS y PDI, y tres de cada cuatro titulados.

El PAS envidia al PDI, se considera clase inferior, en lugar de servir al PDI sirve al gerente, que pudiendo reducir un 25% del PAS por la digitalización, no lo hace. A los alumnos les han enseñado en secundaria, que el PDI es obstáculo para titularse, y que tienen armas para saltarlo, las encuestas de los alumnos para coaccionar a profesores y sus votos para elegir rectores y decanos.  

Los asuntos de la educación y la investigación no son materiales y por tanto evaluarlos por cantidades es absurdo. 

Los humanos somos lo que hacemos repetidamente, necesitamos acostumbrarnos. La excelencia no es una actitud, es un hábito, de hacer las cosas bien. Educar no es llenar la cabeza de conocimientos, es encender la lámpara del conocimiento transitando de la oscuridad de la ignorancia a la luz del conocimiento, y el alumno no sabe si está bien o mal educado hasta años después. Si se quiere evaluar a un profesor debe ser por expertos no por alumnos. 

La educación no es un comercio ni el alumno es un cliente que consume educación como si fuera una pizza. Evaluar al profesor por encuestas de alumnos mientras el profesor evalúa al alumno es un disparate materialista de inspiración marxista, que considera la educación como un comercio donde el alumno es explotado por el profesor. Considera al alumno como cliente y al profesor como patrón y para que no explote al cliente tiene que ser juzgado con encuestas.  

Respecto a la investigación, se identifica la excelencia por cantidades de publicaciones. Sean donde sea, estas cantidades solo pueden ser fungible, y los premiados cuantitativos son estafadores. Acreditar al PDI por cantidades estimula la investigación desechable, sin riesgo . La investigación no puede ser de confirmación, segura, debe estar abierta a la sorpresa, debe correr riesgo de que no salga. La cultura del hacer saber debe sustituirse por la del saber hacer.

El buen profesor es el que enseña bien continuadamente, debe ser evaluado por expertos y si se quiere que intervengan alumnos, ha de ser varios cursos después de haber sido enseñado por el profesor, o después de acabar los estudios. El buen investigador tampoco se puede evaluar por cantidades cuando lo que cuenta es lo intangible. Las métricas producen laboriosidad y mediocridad, pero ninguna excelencia.

La economía española emplea poco porque se importa casi todo destruyendo el tejido industrial, manufacturero, agrícola y ganadero, por gobiernos comunistas que obstruyen la actividad privada con impuestos y favorecen el crecimiento constante del sector público, y de la deuda. El comunismo gobernante no hace más que derrochar gasto, medidas absurdas como subir el salario mínimo y cotizaciones sociales continuamente, a cargo del empresario favoreciendo la destrucción de empresas, de empleo y aumentando la economía sumergida. Contratar es tan caro que no pueden. 

La clase media desaparece, los sueldos no permiten ni independizarse a los jóvenes, ni vivir tranquilos a maduros. El miedo invade a la mayoría de la población.  

Si los entornos educativo y económico están mal, el espiritual está peor. La religión está perseguida, los contenidos liberales laicos excluidos de la educación.  Las ideologías de género, feminismos de enfrentamiento, producen vacío moral de la mayoría de la población. Once personas se suicidan cada día en España. 

La Iglesia actual parece gobernada por el demonio, la conferencia episcopal española sometida por gobiernos socialistas, perseguida por los abusos dentro de la Iglesia, que asumen indemnizaciones sin que nadie haya demostrado que sean mayores que los que hay fuera de ella. El informe del Defensor del Pueblo es una falacia estadística. El resultado es iglesias vacías, visitadas por mayores presas de otro miedo, esta vez a la muerte, más irremediable que la tontería.

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