Muchos españoles sirven al socialismo aunque no vote socialista, contribuyendo al aumento del gasto público.
Hasta que los entidades no se nombran no existen, la propaganda cambia los nombres para engañar a los incautos. Definimos un socialista inconsciente como la persona que trabaja en el sector público, que sin votar socialista, incluso puede creerse conservador o liberal, pero cuya conducta favorece (por acción u omisión) los objetivos socialistas: aumento del sector y deuda públicas. La estigmatización de la actividad privada de “negocio”, como si buscar beneficio fuese sospechoso; no criticar los defectos de la educación pública, no sea caso que pierda proyecto, contrato o cargo propio, aceptar sin rechistar conocidos comportamientos inmorales porque todos los practican, mirando para otro lado,…. El sector público educativo está abarrotado de este perfil, y quién disiente, es perseguido, por no obedecer y callar, por no silenciar los inmensos privilegios. El efecto contagio de colectivos hace el resto, plagado de mediocres intelectuales que piensan en su propio beneficio más que en el bien del país. Cuanto más elevado es el nivel jerárquico, menos aflora la crítica. El mismo consejo de rectores, CRUE es el principal foco de contagio socialista, nadie levanta la voz de la disidencia, la autonomía universitaria nunca va contra corriente. El incumplimiento de horarios, programas, el absentismo laboral, la eliminación del riesgo en investigaciones rutinarias, el seguimiento de la tiránica ideología cuantitativa y falsos rankings de productividad, la politización educativa, la aceptación de presiones para bajar niveles de exigencia, no oponerse a hacer trabajo propio de administrativos, sin que se reduzca el excedente de estos, todas estas acciones u omisiones las practican los socialistas inconscientes. Es mas difícil que un empleado público no favorezca intereses socialistas, que un elefante pase por el ojo de una aguja. Las ideas socialistas son mecánicas: más gastos e impuestos, aumentar empleados públicos y deteriorar la actividad privada con impuestos y trabas. Palos a los que no les votan y zanahorias para que los que pueden votarles. Los totalitarios buscan la adhesión acrítica, como las sectas, con mensaje inaccesible por la razón y la inteligencia. Hace falta tener cara dura para no inmutarse al mentir constantemente sabiendo que cualquier inteligencia media va a desvelar la falsedad. La psicopatía favorece la desconexión moral hasta el punto que a un mentiroso no le importa ser descubierto. El narcisismo, el aplauso de aduladores y la ausencia de moral añade indiferencia. Combinación más peligrosa es difícil de imaginar. Les gustaría colectivizar a la sociedad, y como no pueden todavía, se llaman “nueva” socialdemocracia aliándose con quien quiere destruir España aumentando el gasto público y las desigualdades territoriales, a favor de separatistas. Luego está la actitud del votante, porque hay que tener estómago para aceptar continuas mentiras evidentes sin sentir vergüenza e indignidad. La letanía de fraudes lingüísticas socialistas es interminable: medidas sociales (saquear al que no me vota, a todos al morir con confiscatorios impuestos de sucesiones); igualdad de oportunidades (sin esfuerzo educativo); actitudes humanitarias (para traer inmigrantes ilegales); defensa de los pobres (en lugar de proporcionarles trabajo); nadie se quedará atrás (dependiendo del Estado); el demonio liberal (lo privado sospechoso); la nueva socialdemocracia (que aumenta la desigualdad territorial e individual favoreciendo el separatismo); extrema derecha (quien no se pliega a sus planes);…. . El socialista inconsciente aprovecha el derroche socialista en “beneficio” propio: inmoral y antipatriota. Todos saben que tienen privilegios inmerecidos, porque la mayoría del empleado público no debería ser funcionario (vitalicio), apenas debería haber unas docenas relacionadas con la separación de poderes, y somos 2,7 millones largos. Lo mismo que los aforados existentes, son excesivos. El grado de socialismo de un país actualmente se visualiza por el “tamaño del estado”, cuán grande es el sector público. En España los datos dicen que mas del 52% del PIB es público. Rebosan socialistas inconscientes “anestesiados” y conservados por cuatro vías: (i) aumentando empleos públicos innecesarios; (ii) concediendo privilegios como el “tele-descanso”, permitiendo incumplimientos laborales disfrazados de flexibilidad, a los empleados públicos; (iii) dotando subvenciones públicas para entretenerles con rankings de vanidad; y (iv) halagando la vanidad concediendo falsos premios a los servidores maduros para descansar en paz con medalla socialista. Cuando la nóminas públicas no se puedan pagar algún inconsciente despertará.
Artículo publicado en Las Provincias