De la necesidad de vivir, a la virtud de enriquecerse.
El marxismo se basa en la falacia del precio objetivo de los bienes, y a partir de ahí, todo el Manifiesto Comunista es falso, los ricos no explotan a los pobres porque no hay un salario objetivo, es un acuerdo libre entre empleado y empleador. Esto lo desveló el economista de la escuela austriaca Ludwig Von Mises (1881-1973) . El marxismo es especialista en retorcer el lenguaje, y en España peor aún, con un Presidente que miente sistemáticamente, carece de escrúpulos y límites morales, sigue el modelo maquiavélico alejado de la moral, la verdad y la libertad cristianas. Sus portavoces aplauden al cacique supremo, si quieren estar en listas y cargos.
Las cambiantes posturas de la Iglesia respecto al dinero, sobre el legítimo interés de los préstamos, sobre los ricos, contribuye a la tarea socialista. Muchos sacerdotes católicos, incluso el Papa actual han contribuido al engaño de incautos. El retorcimiento del Evangelio, por ejemplo, en Mateo 19, ”Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el reino de los cielos”, quiere decir que el rico tiene que renunciar más, el pobre no tiene que renunciara a lo que no tiene. Esa frase no dice que el rico explote a los pobres. Luego están los intelectuales ateos, que necesitan “parecer buenos”, y claro, como no creen, se erigen en defensores de los pobres, y lo que hacen es sustituir a Dios por el Estado. Los grandes pensadores yerran en grande.
En tiempos de escritura del Evangelio, los ricos no lo eran por un libre mercado, sino por la fuerza, o política matrimonial, se apropiaban de los bienes de los pobres o heredaban, era una sociedad clerical militar, no una sociedad comercial como ahora. El rico del Evangelio no lo era como hoy. El rey absolutista o los nobles sometían a los labriegos y les hurtaban sus cosechas por la fuerza de las armas. La Iglesia torpe, los curas marxistas ayudan poco a la causa de la libertad.
Esencialmente hay dos formas de ver el mundo, o se prima la libertad del individuo, o la hegemonía absoluta del Estado. La libertad no sólo significa que el individuo tiene la oportunidad y el peso de la elección. También que debe soportar las consecuencias de sus actos. Libertad y responsabilidad son inseparables. Aunque sea cuestión de grados, como en todo eso es lo que hay. O prevalece la libertad individual y la iniciativa privada, o prevalece el estatismo, y el sector público.
En España llevamos dos décadas en las que la actividad privada decrece y la pública aumenta, vamos camino de un comunismo sin militares, sin violencia física pero cada vez con menos libertad, independencia judicial. El PIB está estancado, descontada la inflación y el número de horas privadas trabajadas decrece, por eso tenemos 3,5 millones de parados, y no reconocidos, porque se inventan nombres, como fijos discontinuos para ocultar la realidad. 600.000 fijos discontinuos, apenas trabajan unas horas al mes, cobran subvención pero no son parados oficiales. Los jóvenes titulados mejor preparados emigran porque España no ofrece vida laboral digna más que al empleado público.
Corrupción política es toda acción u omisión de empleado público causante de un daño público, no solo económico, puede ser un trato de favor, adulterar un proceso de selección de empleado público, o unas elecciones. El Gobierno cambia las leyes a medida, al corrupto tienen que demostrarle que se lo ha llevado para si mismo, con lo que probarlo es más difícil, y mucha corrupción se escapa. Todo eso aparte de que si el poder judicial no es independiente, todavía más difícil demostrarlo.
La corrupción es la manera de enriquecerse los políticos deshonestos que quieren acabar con los ricos . Las élites socialistas no practican el cristianismo, no quieren para los demás lo que si quieren para ellos mismos, enriquecerse.
Si un ciudadano privado cobra una comisión a otro privado por la transacción comercial libre entre privados, no es corrupción pública, que para serlo, requiere la intervención del sector público. Cuanto más sector público haya pues, más riesgo de corrupción hay. Cuántos más empleados públicos haya, también. El marxismo sueña con que todo sea público. Este PSOE dejó de ser marxista con Felipe González en 1979, regresó a hurtadillas, sin anunciar el feroz marxismo de hecho, desde Zapatero, en 2004. Sánchez acabará enterrándolo, en cuanto despierten parte de sus votantes.
En España, mientras la población ha aumentado desde 1975 hasta hoy, en 12 millones, de 36 a 48 millones, un 33%, los empleados públicos han aumentado un 500%, de 700.000 en 1975 han pasado a 3,5 millones actuales. Los empleados públicos han aumentado 15 veces más que la población. ¿Quién puede pagar esta fiesta demoniáca?
Tenemos más del doble de políticos per cápita que países como Alemania o Reino Unido. Se admite oficialmente que un 23% del PIB español está sumergido, en gran parte por la corrupción política, porque más del 10% del PIB se gasta en subvenciones publicas, a ONG, fundaciones públicas y privadas que reciben subvenciones y que no tienen obligación de justificar. Se estima que la mitad de las subvenciones son clientelares, ideológicas, pagos a personas. El tribunal de cuentas no ve a elefantes delante de la nariz.
La presión fiscal española es de las más altas de Europa, y las cotizaciones sociales (impuesto al trabajo) impiden la subsistencia de autónomos y pymes. En dos décadas el PIB español está congelado, descontada la inflación, porque la actividad privada decrece y el sector público no para de crecer. Dicen que progresamos porque suben el salario mínimo , los que tienen trabajo cobran un poco más, todo a costa de los empresarios, y en beneficio de Hacienda, que en cada subida recauda más. El sector privado disminuye de tanta carga. Dos millones de autónomos tienen cero trabajadores.
El discurso marxista de la redistribución de la riqueza es una falacia, no puedes distribuir lo que no has generado antes. Es un discurso basado en la envidia y el rencor a los ricos. No interesa acabar con los ricos, sino con los pobres. Disminuir a los ricos aumenta la pobreza. El rico de verdad, no los herederos, ha arriesgado, seguramente ha perdido o se ha arruinado varias veces, sin que el Estado le ayude para nada. Después, cuando tiene éxito paga muchos impuestos de sociedades, patrimonio, consume más, paga más IVA, contrata empleos privados que permiten vivir a muchas familias. ¡Benditos sean los ricos!
El marxismo convierte a los gobernantes en tiranos. No gobiernan para todos, sino para los que les votan y contra los que no lo hacen, para continuar en el poder. Un gobernante que pretende servir a los demás, no tiene porque querer continuar en el cargo. El primer motivo para engañar al votante, es que crean que es el PSOE de González; solo se parece en las siglas, que ahora significan Partido Saqueador Orwelliano Español.
Los españoles no tenemos el coraje moral de negarle el voto al mentiroso. Otro motivo por el que gobernantes se convierten en tiranos, es la necesidad. Y es que, la política se ha convertido en el medio de vida más provechoso. Los políticos en España, en su gran mayoría, no se meten en política para servir a los ciudadanos, sino para servirse, con toda clase de privilegios (Lean “Privilegiados blanqueados” en este blog). En España no ocurre como en EE.UU., donde muchos políticos antes han sido exitosas personas de negocios.
En España, los políticos, como dijo T. Veblen (1857-1929) hace casi dos siglos, en su enorme mayoría se meten en política para aprovecharse; también dijo Veblen, que los pobres imitan a los ricos, si pueden, porque desempleados, tendrán que acogerse al “escudo socialista más que social”. Los demás políticos honestos en España suelen ser funcionarios de todos los niveles que se meten en política por toda clase de motivos. Aquí, los empresarios exitosos no se meten en política, por desgracia. Ni el 1% de los políticos tiene experiencia privada. Un partido político debe ser lo más parecido al infierno, donde sectarios aplauden con entusiasmo norcoreano.
Cuando la necesidad, o el privilegio de ser elegido para las listas próximas, acaba, más de uno busca atajos y desemboca en la corrupción. Para robar hay que gastar, y donde mejor se roba es donde se gasta más y no hay que justificar nada. Situaciones de excepcionalidad, crisis, pandemias, son ríos revueltos donde los “pescadores” aprovechan para lucrarse. Cuanto más presupuesto manejas, más fácil es. Cuanto más necesitado estás, más inclinación tienes. El desproporcionado número de aforados que hay en España, y las descomunales subvenciones a fundaciones y ONG que no tienen que justificar nada, son fuentes de corrupción.
La ideología impregna la forma de ver la economía, la política y la cultura. Una persona cultivada, leida , con experiencia de vida, ni necesita partido político, ni ideología. Una buena persona tampoco necesita ser religiosa. La religión ayuda a quién tiene el don de creer, como lo hace el amor a la libertad, la justicia. La verdad no es la opinión de la mayoría, que es un mal menor, rara vez es un bien. La excelencia, el hábito de hacer las cosas bien, es lo escaso. Las masas aborregadas nunca tienen razón.