¿Quién defiende los intereses españoles en la UE?

Lo que España necesita.

El Gobierno interpreta las recomendaciones de la UE a conveniencia, y la UE se hace la distraída, nadie sabe a cuenta de que intercambio de mercancías. Para los que creen que todos los políticos son iguales, veamos un ejemplo. La UE informa que hay mucha precariedad laboral en España, excesiva deuda y desajuste fiscal. El Gobierno Sánchez, interpreta la recomendación haciendo fijos 321.000 empleados públicos (entre ellos todos los empleos generados en la Administración como asesores, temporales, cargos de confianza, amigos y amigas de ministros y altos cargos corruptos), sube los impuestos al combustible y a grandes empresas. Un gobierno alternativo, no de Feijóo, ni mucho menos, pero si un@ Milei español, podría haber hecho lo siguiente: suprimir los 321.000 empleos, con lo que se reduce deuda y bajar impuestos de productos básicos, o deflactar las tarifas del IRPF, ya que por la inflación la cesta de la compra se ha encarecido un 25% en tres años. Ejemplos como este hay decenas que harían revertir la ruina española que padecemos desde hace dos décadas con Zapatero, Rajoy y Sánchez.  Este ejemplo a nivel estatal, se puede trasladar a cada comunidad autónoma, ayuntamiento, universidad pública. De estas decisiones depende que un país sea próspero o esté arruinado. Usted puede hacer bastante negándole el voto a cualquier derrochador y dejando de ser forofo de nadie. Es más, si usted no lo hace, se convierte en cómplice.

Es incomprensible que el presidente del gobierno presuma de generar más empleo que Alemania y Francia juntos, callando que 371.000 es empleo público fijo transformado directamente de interinos, y cuentan como empleos a 700.000 parados  camuflados entre los que están en empleados en formación, disponibilidad limitada y fijos discontinuos. Este hecho no es para presumir, sino para avergonzarse, es una ruina que certifica el empeoramiento de la deuda, de 1,65 billones actualmente. 

El número de horas trabajadas privadas no crece desde hace dos décadas a pesar del aumento de la población. Somos un país cada vez más comunista. Los titulados españoles se subemplean, 1.100 cada día emigran por las condiciones de vida, los jóvenes no encuentran vivienda asequible y viven hacinados compartiendo viviendas. Desde que gobierna Sánchez la población ha aumentado en más de millón y medio de inmigrantes irregulareslas viviendas ofertadas han decrecido en 248.000 porque sus propietarios no la ofertan por inseguridad jurídica y el consentimiento gubernamental de la ocupación ilegal de viviendas

La natalidad española lleva 15 años disminuyendo sin freno, los hijos de madre española han decrecido en 1,6 millones, y la inmigración ilegal no para de crecer. Entre el envejecimiento de la población, la ínfima natalidad y la inmigración creciente, y los españoles que emigran por falta de actividad económica privada, en dos décadas España habrá cambiado radicalmente. 

Padecemos el mayor índice de paro de la UE, dos millones de personas perciben el mínimo vital,  pero al mismo tiempo Sánchez es secretario general de la internacional socialista, donde la única idea es atacar a la extrema derecha, a los que defienden el interés común. Sánchez defiende  el “progresismo global” que va contra los intereses de las naciones europeas.

¿Ha escuchado alguna vez al actual, o recientes gobiernos españoles, hablar del principal interés nacional, en qué consiste, a donde va España?  Es imposible cuando no declaras a priori tu programa, o si en función de los resultados, decides lo contrario de ayer. Pero si los forofos y los ignorantes, perdón por la redundancia, lo consienten, la aritmética parlamentaria puede unir a traidores, porque quien quiere romper algo, su principal obstáculo es la unidad, la existencia de lo que es.

La primera exigencia es la existencia misma, la continuidad, que no se rompa, que no disminuya.  Un país no se rompe solo porque se divida en partes independientes políticamente. Está roto si no hay apego nacional; si sus gobernantes quieren el poder para medrar; si sus habitantes no usan una lengua común; si sus gobernantes roban impunemente; si la población autóctona decrece con alarma pero nadie repara en su gravedad; si sus jóvenes formados tienen que emigrar para ganarse la vida; si las universidades callan y obedecen a cambio de recursos hurtados a empresarios y autónomos, víctimas de la epidemia del covid19; si el ejército español no socorre incondicionalmente a 845.000 víctimas valencianas de gobiernos negligentes; si los intereses de agricultores, ganaderos y pescadores españoles no se defienden en la UE.    

Importa menos en la práctica, si estas acciones y omisiones suceden por ignorancia, dejadez o maldad, los gobiernos son culpables, y también la oposición e instituciones  públicas cómplices por soportar a tales élites, y nosotros los españoles por votar como forofos. Nos jugamos más de lo que pueda parecer, hasta la existencia misma, la auto-disminución, nuestra aniquilación física. En 12 años la población nativa española ha decrecido en 1,6 millones de personas, hijos de madres españolas que nacían y ya no lo hacen. En ese tiempo un millón de abortos aproximadamente se practicaron y promocionaron. En los cuatro últimos años, cada día más de mil españoles titulados emigran.  

Nacen muchos menos, se van 1.100 entre los mejores titulados cada día, abortan 300 cada día, y recibimos más de 500 inmigrantes irregulares al día. Además llegan otros legales a trabajar, no porque haya oportunidades de trabajo, sino también porque huyen de dictaduras atroces. Paradójicamente encuentran en España una partidocracia autoritaria camino de convertirse en una copia del país de donde huyen, pero claro mientras llega mejoran sus condiciones de vida. Y si ocurriese un milagro como en Argentina, una Mileya tal vez nos salve algún día.

Este plan programado de cambio poblacional cuesta más de 3000 millones anuales en subvenciones; economía sumergida; bajada de los salarios más bajos, inseguridad ciudadana, saturación de servicios públicos y subida de precios de la vivienda. Por no estar prohibidos los partidos separatistas, como lo están en Alemania y Francia, los dos grandes partidos PSOE y PP no pueden tener programas patrióticos, que ambos partidos han acordado en asignar a la llamada extrema derecha, como si buscar el interés nacional no fuera lo más natural y deseable del mundo. No solo el PSOE pacta con separatistas, el PP de los gallegos Rajoy y Feojóo defienden nacionalismos lingüísticos, moderados dicen, pero con el tiempo las moderaciones centradas se convierten en separatismos. 

Los jóvenes, como nadie, no entienden el centro, y a los 20 años es fácil tender al radicalismo, sobre todo si a través de la lengua se obtienen privilegios para acceder trabajos públicos donde son eliminados por la lengua los españoles de fuera de la comunidad. Absurdas lenguas autóctonas fabricadas en laboratorios lingüísticos son inventadas para mostrar falsas singularidades y derrochar fondos públicos. Emergen en Asturias, Extremadura y hasta en Andalucía nuevas lenguas que nadie habla, promovidas por el PSOE y el PP, además de Baleares, Galicia y Comunidad Valenciana.

No digamos catalanes y vascos, que nos llaman españoles a los demás, como si ellos no lo fueran.

 Pregunta tan elemental e importante como la del título de esta columna, requiere otra anterior todavía más importante: ¿Les importa a los gobernantes españoles los intereses de España? Lo sorprendente es que la respuesta es no, lo único que les importa es ganar las elecciones y ocupar el poder, carecen de sentido patriótico, de querer mejorar el país, que prospere la mayor proporción posible, su continuidad, su bienestar material y espiritual. Para simplificar y ser fácil de entender, el gobernante debe procurar para todo el país lo que los padres procuran para su familia.

No importa si gobiernas una gran potencia o un pequeño país para ser patriota, lo que importa es si buscas el bien común, o engañar a los votantes para lograr el poder. Fíjense en los discursos de Feijóo, tampoco son patrióticos, sin embargo en el caso de I. Ayuso si lo son. Hay una gran correlación entre el grado de patriotismo y las mentiras que contiene un discurso político.

Todos los gobernantes tienen que ocultar la verdad alguna vez, porque no se puede contar todo si piensas en el interés general. No solo los gobernantes, todo el mundo, porque decir la verdad puede herir susceptibilidades. Pero una cosa es dejar de contar la verdad alguna vez, y otra muy distinta mentir habitualmente como hace Sánchez.  Éste no tiene una verdad para todos porque solo le interesa que le voten los suficientes para lograr el poder. En realidad gobierna para una parte, lo que ya implica mentir porque un gobernante debe buscar el interés general, no el de quien le vota.

Las ideologías de confrontación (socialismo, comunismo, separatismos) se basan en la división de la población, ya sean explotadores y explotados; ricos y pobres; liberales o estatistas; varones y mujeres; nacionalistas o constitucionalistas; creyentes y ateos. 

Los partidos gobernantes nacionales españoles PSOE y PP forman parte del mismo partido o grupo europeo el llamado Partido Popular. Eso produce una esquizofrenia discursiva porque tienen que coincidir en la UE y discrepar en España. Votar como un forofo en la España actual es una complicidad grave.  

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