Mario Draghi se equivoca en las recomendaciones a la UE.
El Señor Mario Draghi, en calidad de gobernador del BCE se hizo famoso con su frase “whatever it takes” (lo que haga falta), para salvar al euro, y lo consiguió emitiendo billetes y pagando deuda de los Estados de la Unión Europea (UE), el 26 de julio de 2018, ante un problema de deuda soberana. La deuda soberana actual es todavía peor, Draghi ahora no actúa sino que recomienda en un informe solicitado, parece que por encargo. Los demandantes del informe ya saben del pie que cojea Draghi: emitir euros para endeudarse más.
Esta vez Draghi se equivoca, y no estoy seguro que antes acertara tanto como se le atribuye. Si le hacen caso a Draghi, tendremos otra crisis de inflación, agravará la deuda y no mejorará competitividad de la UE. Es verdad que la deuda de EE.UU es enorme, pero es por el enorme gasto militar. Los impuestos más bajos a las empresas establecidas en EE.UU ha producido que grandes empresas multinacionales de raíz europea hayan desplazado a EE.UU su residencia fiscal.
Los informes, las leyes, los criterios de evaluación, en los países serios, antes de exponerlas a la vista han tenido que ser ensayadas, algo así como se hace con los nuevos medicamentos antes de permitir el tratamiento público. Hay que suponer que lo van a poner en práctica, gente que no es ni piensa como los que los elaboran, incluso que gente sin escrúpulos, cuyo principal interés es continuar en el poder y que los voten, van a aplicarlos. No hay que ser ingenuo, y suponer que los van a aplicar gente honrada, ética y rigor. En particular, si se aplican en la UE, hay que suponer que está plagada de gobiernos socialistas que practican el peor de los populismos: aumentar el gasto público para ganar votos, mediante el aumento de subvenciones y de gasto público.
El informe Draghi dice que hay un déficit de competitividad en la UE, frente a EE.UU y China. Resumiendo, la competitividad viene a significar el coste por unidad de producto. Naturalmente en este coste, influye el coste laboral, y en esto influye naturalmente el número de horas trabajadas, la tecnología, el coste energético y los impuestos y cotizaciones sociales del factor trabajo, los impuestos de sociedades.
Tanto en China como en EE.UU se trabaja más que en Europa. Vaya por Chicago, New York, Shanghai, a las seis de la mañana por un aeropuerto, verá la actividad y el dinamismo que hay. La gente trabaja duramente tanto en EE.UU como en China. Los impuestos al trabajo y las cotizaciones sociales europeas son tan elevados que encarecen los productos y restan competitividad.
¿ De qué depende que los impuestos y cotizaciones sociales sean altos, y que por tanto la competitividad baje? Principalmente del exceso de gasto público improductivo, de subvenciones, de derroche de gasto, de no eliminar lo que sobra, para ganar la voluntad electoral de los subvencionados.
El PIB se compone de consumo, inversión y gasto: PIB= consumo + inversión+ gasto
Si aumenta la inversión anual en la UE en 800.000 millones, como recomienda Draghi, sin reducir el gasto otro tanto, tendrán que subir impuestos, perder competitividad y aumentar la deuda. Amortizar jubilaciones de empleados públicos de los 27 miembros de la UE con más deuda (Grecia, Italia, Francia, España, Bélgica, y Portugal) es factible y necesario, si se quiere ganar competitividad. Para mayor dificultad, la asimetría fiscal y de competitividad de la UE es enorme, no se puede comparar Rumania con Países Bajos, o la de Alemania con la de Bulgaria. Antes de la receta Draghi, hay que aplicar una reducción importante del gasto público superfluo y clientelar. De hecho, en lugar de endeudarse en esa cantidad anual lo que debería hacerse antes es reducir el gasto público en esa cantidad lo que permitiría aliviar impuestos.
Draghi, tendría que haber dicho que al tiempo que se aumenta la inversión pública se reduzca el gasto público en la cantidad citada, para que no haya que aumentar impuestos y deuda. El orden del tratamiento es importante, antes o al tiempo hay que reducir el gasto público en esos 800.000 millones de euros. Lo último para ganar competitividad es aumentar los impuestos y cotizaciones sociales.
Draghi dice que se aumente la inversión pública, pero esto tiene el contrapeso de más impuestos. Si se elimina el gasto público improductivo necesitas menos inversión y menos impuestos. EE.UU es un país rico energéticamente, en gas y petróleo mientras la UE depende de la energía del exterior. El coste energético influye también en la competitividad porque repercute en el coste unitario del producto. Además la UE se pega un tiro en el pie encabezando la agenda 2030, la Ley de Restauración de la Naturaleza, y múltiples impuestos ecológicos.
China tiene costes laborales más bajos que la UE, porque tienen mucha mano de obra y trabajan más, menos impuestos, y planifican la mejora tecnológica, como demuestra la invasión en la UE del coche eléctrico. China no se preocupa de ganar “votos” pero si de darle seguridad y empleo.
En la UE vivimos por encima de nuestras posibilidades, exceso de políticos, de funcionarios, de sector público, y de impuestos. Esto no se arregla endeudándose más, sino primero eliminando lo que sobra: sector público improductivo, gasto político, subvenciones clientelares.
Es más, aumentar la inversión sin cambiar el sistema educativo de la UE, que excluye el riesgo y disminuye el esfuerzo, no servirá de nada, y gobiernos comunistas como el español, derrochará lo que le corresponda de esos 800.000 millones de euros. La consecuencia es un déficit de innovación. Predomina la cultura del “hacer saber” versus la del “saber hacer”, de la vanidad versus la productividad. Los dirigentes actuales de la UE no se ocupan de buscar la prosperidad del ciudadano, sino de engañarlos para que los voten. Los políticos de la UE en su enorme mayoría proceden del sector público (más del 90%), no hay políticos con experiencia empresarial. Ese es el principal mal de la UE. Antes que la productividad, que la prosperidad, en la UE se aumentan impuestos a empresas y aumento del gasto público, mayores costes laborales y menos competitividad.
El Estado español gasta 274 millones de euros diarios en subvenciones,
la mitad de las cuales son improductivas y clientelares, según institutos económicos independientes Los intereses de la deuda pública española cuestan, 8,76 millones de euros diarios. Y como muchas de estas subvenciones no están obligadas a declarar, son fuente de corrupción. La formación universitaria no es un bien esencial, y está subvencionada al 80%. Hay 1,25 millones de universitarios públicos, pero 400.000 titulados emigran cada año porque no hay trabajos dignos. Formamos 400.000 jóvenes anuales para que emigren, pagados con nuestros impuestos. Sería más sensato reducir la oferta universitaria pública un 30%.
Nuestro gasto público financia a otros países, receptores de exceso de titulados que financiamos nosotros. En cambio recibimos miles de inmigrantes infra- cualificados llegan sin plan de integración. La digitalización permite reducir los puestos administrativos, pero no se amortizan con jubilaciones. El tejido industrial y manufacturero se ha desmantelado, se importa casi todo y producimos casi nada. Así tenemos más paro general y juvenil que en toda la UE.
EE.UU practica un capitalismo de empresa y China un capitalismo de Estado. Confirmando la profecia de Tucídides, EE.UU ha provocado una guerra comercial/tecnológica contra China, que Trump inició con su mandato.
Los reciente fondos Next Generation han sido derrochados por el gobierno español, y en lugar de recuperar empresas privadas que fueron obligadas a cerrar por la pandemia, los han invertido, en un 90% en financiar al sector público, destruyendo definitivamente miles y miles de empresas privadas que no se han recuperado.
El problema principal de la UE es que no parece haber manera de que los gobiernos no derrochen cualquier presupuesto que llegue. Llegue la cantidad que llegue a un gobierno socialista se derrochará sin mejorar para nada la reindustrialización de España. No se si la recomendación Draghi se aprovecharía en otros países, pero en España la volverían a derrochar y malversar.
Los gobiernos socialistas no saben más que gastar para comprar votos. La globalización ha demostrado que la competitividad europea está muy lejos de EE.UU y China, por la incompetencia de las élites de la UE. La globalización y la agenda 2030 destruye el tejido industrial y manufacturero, nos limita la soberanía productiva, generando paro; la soberanía energética y regulaciones, restando competitividad, y leyes disparatadas como la de Restauración de la naturaleza, que van contra el sentido común.
Sin soberanía productiva, energética, defensiva, la UE no innova porque la razón principal es que la UE no tiene en su prioridad a la empresa privada, sino al Estado. Para mayor dificultad, la asimetría fiscal y productiva dificulta cualquier mejora. El sistema educativo requiere un cambio de contenidos desde la niñez a la universidad, introduciendo el riesgo como un bien necesario, introduciendo ideas liberales. Pura ciencia ficción. La UE tiene difícil remedio. El tratamiento Draghi, agravará al enfermo gastando una cantidad enorme de fondos que será derrochada por gobiernos populistas para intentar continuar en el poder.