¿A qué espera el Rey?
Cuando el enemigo está en casa, es capaz de todo hasta de la traición, y ha avisado demasiado claramente, la inacción no es prudencia sino cobardía. El arrepentimiento no vale cuando algo tan importante como el estado de derecho, la libertad, la unidad del país están al borde del abismo.
Alfonso XIII abandonó voluntariamente España tras perder las elecciones municipales de Abril de 1931 que fueron tomadas como un plebiscito entre monarquía o república. Hace seis años y una semana, el 1 de Octubre de 2017, autoridades de la Generalitat de Cataluña incumplieron la Constitución reiteradamente. Muchos gobernantes y altos cargos fueron juzgados y sancionados aplicando el estado de derecho.
Hoy en Octubre de 2023, la situación ha empeorado respecto a la del octubre de 2017 porque los gravísimos delitos contra la unidad de España han sido eliminados del Código Penal por decretos ley del Gobierno apoyado por los partidos separatistas de los infractores que han declarado y actuado contra la unidad de España, que incumplen la constitución sistemáticamente obstruyendo la enseñanza del castellano en sus territorio, activando y derrochando embajadas ilegales, incumpliendo la enseñanza del castellano, adoctrinando contra España en los colegios, rompiendo la igualdad entre españoles exigiendo requisitos lingüísticos para ser funcionario. Habitualmente dirigentes tanto de ERC como de Junts manifiestan que lo volverán a hacer.
El Presidente en funciones Sánchez miente una vez más cuando dice que estamos mejor que en 2017, quiere que sigamos dormidos mientras da un auténtico golpe de estado mortal a los españoles, a los constitucionalistas, y a los ingenuos que lo han votado. Muchos españoles se arrepentirán mientras vivan por apoyar lo que va a pasar.
El blanqueamiento de los delitos de malversación y sedición, que ha sido denunciado en el Parlamento europeo por parlamentarios portugueses y húngaros, y no por españoles, que yo sepa,
son una vergüenza para cualquier español bien nacido, una inseguridad jurídica alarmante que espantará a cualquier inversor que pensara en España como destino de su actividad.
El uso de lenguas co-oficiales en el Congreso, la internacionalización del problema del separatismo en con las intervención en Granada de Sánchez, ante los pasmados representantes europeos, la visita de la vicepresidenta en funciones a Puigdemont en Bruselas, la admisión por el propio Sánchez que están negociando, todos estos pasos deberían alertar al Rey de la necesidad urgente de su aparición ante los españoles.
En las próximas elecciones autonómicas catalanas antes de dos años (las vascas antes de uno), ambos partidos separatistas catalanes, de una manera o de otra dirán que su objetivo es la independencia, y si el próximo Gobierno de Sánchez se confirmase, con los altos cargos de la Generalitat amnistiados, para mantener al próximo Gobierno Sánchez necesitará el apoyo de los partidos separatistas varios años catalanes (y también del gobierno separatista vasco con Otegui de lehendakari en diez meses).
¿Alguien duda que Sánchez concederá un referéndum de independencia, con un nombre engañoso, no sólo a los catalanes, sino también a los vascos? Incluso éstos podrían adelantarse a los catalanes, porque Sánchez necesita todos los votos todo el tiempo.
Si el Rey Felipe VI espera los acontecimientos de la próxima legislatura sin tomar alguna iniciativa, tendrá que imitar a su bisabuelo y abandonar España, porque con dos autonomías independientes, la monarquía española no tendría sentido, y su figura menos. Añadan a este escenario caótico la deuda impagable que tenemos. Si se constituye otro gobierno Sánchez, la monarquía desaparecerá en la próxima legislatura, las consecuencias de la división del país no garantizará nada, ni servicios públicos, ni sueldos públicos ni pensiones.
El articulo 8 de la Constitución española dice: Las Fuerzas Armadas constituidas en el Ejército de Tierra, la Armada, el Ejército del Aire, tienen como misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional.
Si alguien es tan ingenuo que no ve los tremendos peligros que acechan y de todo tipo, se merece las consecuencias que podemos pagar todos.
¿Qué tiene que hacer el Rey? Antes de que sea demasiado tarde, el Rey debe aparecer como lo hizo hace seis años, despertar a los españoles de los riesgos inminentes, recordarle a las Fuerzas Armadas sus obligaciones, y a quién deben obedecer.
El Rey debe advertir también a Sánchez que no aceptará leyes que subviertan el estado de derecho y que si hace falta ordenará a las Fuerzas Armadas que hagan cumplir la Constitución, depongan a los gobiernos inconstitucionales y nombre un gobierno provisional.
Si no lo hace, el Rey se juega su puesto, y los españoles el establecimiento de una dictadura de republicas al estilo de la desmembración de la antigua Yugoslavia balcánica.
Mientras el Rey se decide o no a hacer esto, ¿qué podemos hacer los ciudadanos? Solo podemos manifestarnos una y otra vez, pero como muchos están dormidos, y otros apoyan a los traidores, es fundamental la aparición del Rey cuanto antes. La manifestación del día 8 de Octubre en Barcelona ha sido muy importante. La manifestación convocada para el 29 de Octubre en Madrid también, pero es urgente la aparición del Rey.
Aunque otros países como Francia y Alemania prohíben lógicamente los partidos separatistas por evidente inconstitucionalidad, ni pueden ni van a venir alemanes o franceses a defender nuestra patria, somos los españoles los que tenemos que defendernos, pacíficamente primero, como en la manifestación de Barcelona. Después con las siguientes manifestaciones, y si hace falta con las Fuerzas Armadas.
Hasta que no se ilegalicen los partidos separatistas como hacen los países civilizados no tendremos descanso, ni prosperidad, ni libertad. La UE que presumía ser un seguro de libertades, se ha convertido en una burocracia desnortada con una política agrícola y ganadera suicida, sin política energética, ni de seguridad, ni de inmigración. No soy antieuropeo, en absoluto, lo que no quiero es que nos gobiernen imbéciles, ni en España ni en la UE.