España está anestesiada, nadie reacciona enfrentándose al Gobierno.
Lo más importante que hay en la vida es la confianza. Cuando confías descansas, no necesitas estar alerta. Puedes amar sin confiar en un hijo. No puedes amar sin confiar. Puedes confiar en alguien que se equivoque, claro, nadie es perfecto, y debes comunicarle por qué crees que está equivocado, pero no puedes confiar en un mentiroso. He observado que la pandemia ha producido mentirosos involuntarios, tal vez produzca una enfermedad mental que turbe la memoria. Solo es una conjetura. Ustedes conocen a un psicópata que miente sin inmutarse, enfermo mental, de atar. Debería estar encerrado por peligroso, pero faltan agallas.
Si sabes que te van a golpear intentas evitarlo. Si te mienten y muchos cuentan la misma mentira diariamente, tiendes a identificarla con la verdad, salvo que tengas mucha seguridad. Si las mentiras no cesan, vives en una ambiente de desconfianza continua, acabas confundiéndolo todo, anestesiado con dosis de mentiras. Si desde pequeño te adoctrinan en el colegio o en casa con mentiras, no necesitas que te las repitan los medios de comunicación para creértelas, despreciarás a quién diga o haga lo contrario. Si el sueldo o pensión no depende de la verdad o la mentira, es fácil que las mentiras te resbalen y buscar la verdad ya no te importe, sobre todo si nunca la has buscado. Quien tiene que trabajar duro diariamente no le queda mucho tiempo para desvelar mentiras.
En España votaron en las últimas elecciones generales 24,7 millones de personas. Tenemos 12,62 millones que son empleados públicos o pensionistas, el 37% del censo electoral. En el 30% del territorio nacional se adoctrina anti-españolismo en el colegio por la vía lingüística, y en todo el territorio español de socialismo antipatriótico y antiliberal camuflado de igualdad, enseñando que el descubrimiento y conquista de América fue un genocidio en lugar de la primera globalización. La ideología de género va contra la familia tradicional, para que dependamos más del Estado. Para muchos jóvenes españoles actuales una paguita y transporte gratis es importante para decantar su voto. Para un jubilado 60 euros más al mes también puede serlo.
Por eso este PSOE tiene 7,7 millones de votos, y aliándose con separatistas puede seguir destruyendo España desde el Gobierno, sin usar la fuerza. No quieren el bien de España, sino el poder. Al final del próximo Gobierno Sánchez probablemente no tendremos ni monarquía, aunque el Rey no se entere. El antiguo comunismo que golpea, encarcela, tortura y asesina, se practica en Cuba, Venezuela y Nicaragua.
El comunismo moderno, nacido alrededor de 1990 por la caída de la URSS, sustituye la fuerza por la mentira, usa el itinerario Gramsci : lograr la hegemonía cultural para alcanzar el poder y perpetuarse. Se practica en la España de Sánchez. Cuanto menos votos tiene el PSOE, más se alía con separatistas y terroristas blanqueados, no saben ganarse la vida de otra manera. China combina los dos modelos de comunismo, el de la fuerza y el de la propaganda o mentira, utilizando la fuerza sólo con los disidentes.
Comunistas y separatistas han convertido España en una inmensa olla de agua tibia que es la mentira, la desinformación y la propaganda, cociéndonos a los anestesiados españoles como ranas. Ni el Rey, ni el Ejército, ni la oposición, ni nosotros nos levantamos contra esta anestesia que nos hurta libertad, igualdad ante la ley, prosperidad, el estado de derecho. Estamos en manos de traidores y tiranos, desinformando, cambiando nombres, falseando datos, subvencionando medios de comunicación privados para engañar.
Un proletario es una persona que no dispone de medios de producción propios y vende su capacidad de trabajo a cambio de un sueldo o salario. La persona activa que no era proletario, se le llamaba burgués en el siglo XX y final del XIX. Usando terminología actual, un proletario es trabajador por cuenta ajena y un burgués es un autónomo/empresario, o trabajador por cuenta propia.
El grado de comunismo de un país se observa por el porcentaje de sector público. En la España actual, cada vez más comunista, tenemos un empleado público cada 14 habitantes, decreciente número de autónomos/empresarios porque cotizaciones sociales e impuestos los asfixian y no pueden contratar, o sobrevivir. El PIB no crece (descontada inflación) en dos décadas y la deuda publica se ha multiplicado por cuatro. El motivo es sencillo: el descomunal gasto público, la corrupción y el derroche improductivo obliga a poner impuestos inasumibles, creciendo el sector público y menguando el privado.
Ya hemos explicado en este blog, véase “El diablo de la objetividad en el infierno de la cantidad”, que la explotación del trabajador es una falacia. En el Manifiesto Comunista (1848), dicen Marx y Engels que para terminar con la explotación del trabajador por parte de la burguesía, el Estado proletario debe arrebatar el capital a la burguesía, centralizando todos los medios de producción en manos del Estado, o sea en manos del propio proletariado constituido ya en clase rectora.
Este perverso programa avanza en España a grandes pasos desde hace dos décadas porque el capital es arrebatado fiscalmente con un sistema impositivo extractor que nos saquea hasta más allá de la tumba. Pero no solo arrebata el capital a los autónomos/empresarios, sino a todos, que dócilmente sumisos consentimos que nos priven del estado de derecho, de la separación de poderes, de la libertad.
A los matones, a los psicópatas, a los tramposos no se les puede doblar el brazo sin enfrentarse a ellos. Tienen la educación en sus manos mucho tiempo, gobiernen o no, la mayoría de los medios de comunicación a su servicio, incluso subvencionados con dinero público. En cada autonomía con lengua propia hay adoctrinamiento contra España y todo lo que la representa el Rey, la bandera, el castellano. Millones de adolescentes llegan adoctrinados a la universidad a través de la lengua, y su voluntad electoral se compra muy barata, con subsidios al transporte o paguitas. Es difícil aumentar los 11,5 millones de votos constitucionalistas. La ley electoral hace que los separatistas ponderen más que el resto y aunque el PSOE no gana votantes, le basta el apoyo de separatistas y comunistas para conseguir el poder, rompiendo España.
Las exhibiciones de los separatistas catalanes quemando la imagen del Rey, la bandera española y las burlas de todo tipo, en las celebraciones separatistas de su golpe de Estado, las agresiones a la asociación de estudiantes catalanes constitucionalistas S´ha acabat, en la universidad autónoma de Barcelona, con gritos como ¡caña contra España!, ¡fascistas fuera de la universidad!; las agresiones en los mítines de VOX en Cataluña y Vascongadas, son hechos graves que no se permiten en una democracia verdadera. Tampoco que los partidos separatistas no asistan a las consultas del Rey Felipe VI, para nombrar candidato a la investidura del Presidente de Gobierno, o que cuando se promete un cargo público en la toma de posesión se burlen de la formalidad.
El candidato Pedro Sánchez no se cita con el representante de VOX que representa a millones de españoles, mientras se reúne y fotografía con partidos separatistas, comunistas y terroristas blanqueados. Si juegas con tramposos, ¿de qué sirve cumplir las normas?.
El PP gobierna hoy en casi todas las autonomías no separatistas. ¿Qué ocurriría si los presidentes autonómicos desobedecen al Presidente del Gobierno? ¿Qué pasaría, por ejemplo, si el Presidente autonómico Mazón ejecutase la ampliación del puerto de Valencia aunque el Gobierno central no la autorice para contentar a los separatistas catalanes? Malversar ya no es delito. ¿Qué haría Sánchez, aplicar a la comunidad valenciana el articulo 155? Habría que enfrentarse para saberlo. ¿Qué espera Mazón para cambiar la dirección del canal autonómico A Punt, que adoctrina contra el mismo Gobierno de PP y VOX?. Bajar impuestos al ciudadano está bien, pero debería estimular fiscalmente al empresariado valenciano para que contratar fuese menos caro; estimular la creación de nuevas empresas manufactureras, racionalizar el mapa de titulaciones universitarias de la comunidad que es caótico, ahorrando gasto y atando en corto a rectores pedigüeños y derrochadores; eliminar el requisito lingüístico para ser funcionario de la Generalitat (discriminatorio con el resto de españoles y fuente de adoctrinamiento separatista).
Feijóo podría ordenar o proponer a sus presidentes autonómicos, desobedecer todas las leyes anti-democráticas que han generado los Gobiernos Sánchez. Haciendo valer el apoyo de los votos, se pueden enfrentar los gobiernos autonómicos a las imposiciones del Gobierno autoritario en base a leyes aprobadas por decreto ley. Se puede argumentar el incumplimiento como legitima defensa ante pactos que responden a chantajes separatistas que van contra la autonomía cuyo respaldo tienen.
VOX debería poner los pies en el suelo y plantearse objetivos más pragmáticos que sirvan a los ciudadanos además de plantear la batalla cultural, y cuidar la mala imagen que da al irse gente muy valiosa sin dar explicaciones a sus mismos votantes. Los funcionarios españoles son españoles antes que funcionarios, y sus actos diarios no pueden ir contra el interés general, por ejemplo cooperando en el aumento del gasto público superfluo. Todo español debe aportar a la salvación de España, empezando por el voto. Tenemos que salir de la anestesia saltando de la olla de las mentiras, antes de que nos quememos.