La cantidad como arma política

Gobernar bien no es gastar más saqueando al ciudadano y haciendo de Robin Hood

El paradigma de la cantidad se utiliza a conveniencia por la propaganda, pero los números solo son bien interpretados por expertos. Hay cantidades importantes/secundarias, aparentes/reales; y cualidades no medibles, intangibles (vocación, paciencia, capacidad de emprender, de luchar…). El PIB español lleva 20 años estancado porque la actividad privada se penaliza con altos impuestos y cotizaciones sociales, la educación anti-liberal no fomenta el emprendimiento. Sánchez dice que baja la deuda porque la inflación ha subido el PIB más que la deuda, pero ésta no deja de aumentar; dice que baja la inflación porque sube menos. Ninguna cantidad de evidencias convence a idiotas. R. McNamara extendió la ideología cuantitativa (gestión fundamentada en indicadores) desde la presidencia del Banco Mundial (1968-1981). De aquellos barros baja el lodazal del negocio de los rankings; muchos miles de euros que pagan instituciones públicas para ser fotografiadas, exhibiendo lo que conviene. Los rankings igualan lo diferente, confundiendo esencial/accesorio, generando vicios, produciendo desechables, sin innovación, deterioran educación, investigación; derrochando talento e incontables vidas académicas; se tapan crímenes; culpan inocentes, premian estafadores, se deterioran instituciones y democracias. Un cirujano bien calificado en un ranking por éxitos quirúrgicos, puede distraerse de practicar una intervención arriesgada para no empeorarlo si falla. Un policía acabará encontrando inocentes reales como culpables oficiales, para no empeorar. Los rankings embriagan a crédulos inexpertos. La bola es tan grande, que miles de prisioneros voluntarios siguen la corriente (demasiado grande para caer). Donald T. Campbell, en 1975, advirtió: la evaluación cuantitativa de personas y organizaciones degenera produciendo resultados contrarios a los buscados. ¿Por qué? Los humanos somos débiles, cuando algo repercute en nuestro beneficio caemos en la tentación de buscar atajos, falseamos la realidad sacando ventaja. Por eso leyes, normas, baremos, deben aplicarse de modo que eviten las bajas pasiones, prevaleciendo la ética. Autoritarios usan los apoyos parlamentarios como atajo convirtiendo nuestra débil democracia en dictadura formal, quebrando la separación de poderes, cambiando leyes y apropiándose de las instituciones. Si un rector sigue ranking, toda universidad lo seguirá porque se presupuesta para salir bien en una foto que paga. Gestionar bien se identifica con lucir en un ranking; no se sirve al ciudadano ni se tiene en cuenta lo importante: capacidad de asumir riesgos; resolver problemas que interesan; afrontar lo difícil; voluntad de servicio al ciudadano; generosidad; creatividad; responsabilidad; … El nivel de los estudiantes disminuye constantemente porque se financia el éxito de los centros con cantidades de aprobados . Así aprobando más reducen el fracaso. Los comunistas del PSOE actual venden como “igualdad de oportunidades” el regalar aprobados. Si se financian los centros públicos por los “éxitos” no habrá fracasos. Si se financian los municipios por el número de delitos, falsearán datos para recibir más ingresos simulando menos delitos. ¿Qué falsea el ranking de delitos? Se computan los delitos como si fueran todos iguales, ya sea un hurto de un bolso, como un acuchillamiento. Basta reducir (o falsear) los delitos menores, para argumentar que la delincuencia baja porque lo hace el número de delitos. La realidad es que los delitos graves aumentan, los acuchillamientos no paran de crecer. La cantidad de delitos graves de inmigrantes ilegales se tapan como hechos aislados. Los socialistas son maestros de propaganda porque no saben gestionar sin derrochar. El Presidente Sánchez utiliza a la Conferencia Episcopal alegando que no se puede identificar terrorismo con religión, ocultando que el asesino del sacristán de Melilla debió ser expulsado, negando la evidencia: la inmigración ilegal aumenta la delincuencia. El Presidente Puig, exhibió gráficos mostrando el aumento del número de profesores, becas, empleados públicos,… Sus “logros” son gastar más empeorando y politizando los servicios públicos (adoctrinando en educación; atención primaria masificada), saqueando al ciudadano (impuestos más altos de IRPF, Sucesiones, Patrimonio) endeudándonos, (apoyan al delincuente)poniendo multas desproporcionadas por “acoso inmobiliario” a quien defiende su propiedad privada. La inseguridad jurídica y el saqueo fiscal ahuyenta inversiones y domicilios fiscales (hacia Madrid). Sobran políticos, aforados, asesores, coches oficiales, administrativos, escoltas, altos cargos, suicidios, delitos graves, subvenciones, ocupaciones de propiedades privadas por delincuentes, paro y deuda per cápita. Gobernar bien es mejorar la vida del ciudadano sin mentirles, con menos impuestos.

Artículo publicado en Las Provincias

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