El diablo seudocientífico de la cantidad empeora hasta la salud.
Resistir materialmente catorce años de gobiernos socialistas de Zapatero y Sánchez, lo pueden resistir pocos; pero el daño más profundo es la abolición espiritual de toda una generación, a la que se ha privado de valores y resortes espirituales, y se les ha inculcado ideologías anti-naturales, de enfrentamientos poblacionales y aceptación de la creencia en el dios Estado. Los jóvenes menores de 30 están desarmados para vivir. Sus padres tampoco se enteran, los ven perdidos, pero ellos también están perdidos. Ahora todos se empiezan a preguntar sobre salud mental. No es la salud mental, lo que falla es la salud espiritual. Hay responsables, cómplices y consentidores distraídos.
Desde 1454, se inició en Florencia el surgimiento de Academias , especialidades humanísticas y científicas, empezaron a segmentar el conocimiento y al final de ese camino nos encontramos. Hoy hay especialistas que saben mucho de una disciplina, médicos, juristas, matemáticos, biólogos, economistas, educadores, etc., pero la realidad siempre es compleja, involucra varias especialidades, así que las opiniones de los especialistas son parciales, poco de fiar. Hay exceso de especialización.
Los títulos oficiales legitiman el ejercicio de la actividad. Los contenidos son elegidos por el poder para que los titulados aprendan unas cosas y otras no, y sobre todo que sean obedientes. Aunque estés legitimado por el Estado para una especialidad, si sabes más y pretendes completar la información, te la juegas, tienes que obedecer. Se habla de los daños que causan las nuevas tecnologías, el aislamiento y reclamo de satisfacción inmediata nuevas adicciones . Se habla poco de las adicciones a los rankings de gente con birrete que compra con dinero público instrumentos muy caros, que causan más daño.
Especialistas en medicina identifican un mal por síntomas que se traducen a través del dolor en disfunciones físicas del paciente, pero los indicadores están tan generalizados, que si no tienes dolores, no quiere decir que no tengas disfunciones. Nos dicen: hay enfermedades silenciosas que no avisan. Te asustan con que más vale prevenir que curar, es la muleta. Y para que el paciente se quede contento le recetan pastillas que de momento te impiden llevar la vida que acostumbrabas. Las pastillas parecen contentar a todos, a las empresas farmacéuticas las primeras, los pacientes los segundos, y los médicos los terceros.
Nos recetan drogas para prevenir enfermedades que no tenemos. La conversión de los protocolos en tratamientos convierte al médico en un brujo asustador y autoritario a quien hay que creer. No es fácil entender como fabrican esas drogas, y los médicos tampoco las entienden. Se sobreentiende que es mejor llenarte el cuerpo de drogas que permitirte estar a gusto con tus costumbres, sin dolor. Tienes que obedecer, y decir que la sanidad es muy buena. Uno no sabe si vale la pena obedecer, al menos hasta que aparezca el dolor.
Los médicos se han convertido en brujos manejando los números de los indicadores, nos dicen que estamos altos en colesterol, ácido úrico, la tensión es demasiado alta o baja, sobrepeso, así que tómese pastillas para todo, deje de hacer lo que hizo, deje de comer y beber lo que le hace estar bien, y tómese un montón de pastillas, fastídiese aunque esté bien, tenga fe en la medicina, la ciencia, los números de los indicadores. Deje de hacer lo que le hace estar bien y obedezca a los nuevos dictadores de la salud. Se morirá tal vez más tarde, o no, pero vaya matándose lentamente a prohibiciones y pastillas, llevando una vida miserable.
Las disfunciones mentales después de la pandemia han aumentado mucho, yo veo bastante gente que no parece muy sana. Educar es enseñar a vivir, la gente hace lo que aprende en casa y donde estudia, por eso la enseñanza pública es obligada o subvencionada al 80% en la universidad, aunque no sea un bien esencial. Interesa que los licenciados piensen de una determinada manera. Por ejemplo la religión ha sido totalmente excluida de la enseñanza pública, solo se permite la práctica de la fe en el dios Estado, cuyo papa es el presidente del Gobierno socialista de turno. Todos rezan para ser funcionario en un país cada día más comunista.
Las personas somos seres trascendentes desde que tenemos consciencia de la muerte. Si hay personas que llevan una vida miserable, es bueno protegerlas con creencias que frenen las tentaciones de acortar la vida sin sentido que llevan, que no desesperen de un Gobierno que les engaña continuamente con mentirasy una oposición del PP que se contenta con repartir buenos puestos a su partido, sin mejorar la vida de la gente corriente.
Cuando peor es el estado de ánimo de las personas más fácil es caer en tentaciones insanas. Las depresiones, ansiedad, la pérdida de las ganas de vivir, aparecen cuando se acumulan los problemas materiales y espirituales. Necesitamos querer y que nos quieran, pero hasta el escudo de la familia natural lo destruyen. La educación en el esfuerzo, las creencias espirituales y religiosas ayudan a las personas a superar las adversidades de la vida, a tener paciencia en los proyectos, a renunciar al consumo para invertir, a levantarse de los errores. La espiritualidad y la religiosidad favorece el capitalismo sano, por eso el socialismo va contra la religión católica.
Si vacías los contenidos educativos de valores morales y religiosos, lo sustituyes por ideologías de género, de feminismos de confrontación, si la biología es interpretable, el varón es un macho sospechoso de agresor a la mujer, si el aborto es libre y gratuito desde los 16 años, lo que consigues es que las personas están vacías de espiritualidad, sin resortes morales para superar la adversidad de la vida, cuando llegue.
La primera exigencia era satisfacer la supervivencia, ganarse la vida con un trabajo digno, formar una familia, tener un hogar, después viene el ocio, y la vida espiritual. El error de unos y maldad de otros, es creer eliminable la espiritualidad , que vendrá por añadidura con el progreso tecnológico, y así la formación religiosa se ha excluido del sistema educativo público español, después de la transición del 1978, y cada vez más acusadamente por dedicación del PSOE y dejadez del PP.
Realmente lo que ocurre es lo contrario, cada avance tecnológico requiere más fortaleza espiritual para usarlo equilibradamente, y el espíritu hay que cuidarlo más cada vez, porque las nuevas tecnologías producen adicciones a las que no estamos acostumbrados. El aislamiento social, la dependencia de las pantallas e imágenes, la adicción a las apuestas, pornografía, videojuegos corroen nuestras relaciones sociales.
Pero estas derivas tecnológicas se superponen a la incertidumbre profesional, la imposibilidad de independizarse, de formar una familia como la de sus padres, de tener vivienda en propiedad para tener libertad. Todo eso, si además llevas años sacrificándote estudiando y sabes que diariamente 1.100 titulados españoles emigran porque en España no hay futuro. ¿Quién soporta esta incertidumbre? ¿Qué necesitan los jóvenes de hoy y de mañana?
Lo que necesita el español joven de ayer, hoy y mañana es espiritualidad, es fe, paciencia, libertad, esperanza en un mañana mejor labrado con esfuerzo merecido, vivir como han vivido sus padres en principio, y luego, si quieren cambiar, que cambien, pero no que se lo impidan, y que en su lugar les cuenten que no tendrán nada y serán felices. ¿Qué felicidad es esa?
Los valores necesarios se los puede buscar uno individualmente, pero es muy difícil porque hay que ser una persona muy leída, y con éxito profesional para vivir sin Dios. Las religiones son buenas, y si la católica no sabe hacer su papel ventajoso que tiene en Europa, cualquier religión es buena para inculcar trascendencia y valores a los jóvenes.
La exclusión total de la religión católica de la enseñanza pública en España; el sometimiento de la Jerarquía Eclesiástica y la renuncia del PP a la batalla cultural, ha entregado a la juventud española a los valores del dios Estado, que ha estudiado en la instrucción pública, todos rezan por ser empleado público, y en el lote llevan las ideologías de género, el feminismo de confrontación, la familia artificial, la sustitución de los hijos por mascotas y todas las miserias del comunismo blando que padecemos.
Si hubiese una oposición patriótica, incluiría en el sistema educativo una asignatura que se llamaría “Religiones del mundo”, donde se enseñarían las esencias de las principales religiones, y cada alumno que eligiese la que más le convenza. Además debería implementar una desgravación fiscal, un cheque de libertad educativa acotado, para las familias que prefieran que sus hijos no sean adoctrinados en el estatismo socialista y las ideologías destructivas de género y de feminismo de confrontación, que conduce a los alumnos al vacío espiritual.
Mientras tanto, las familias que puedan pagárselo saquen a sus hijos de la instrucción pública. Los alumnos de la instrucción pública practican la religión del socialismo estatista, que conlleva ideologías de género, desquiciando a la juventud, la entristece, los hace vulnerables a adicciones, los deprime, desmoraliza y los hace intrascendentes y vaciados espiritualmente . La claudicación de la Iglesia católica es difícil de revertir en un país cada vez más comunista. Sin oposición política auténtica, sin Iglesia católica militante y con el socialismo hegemónico que tenemos, lo que harán para frenar la salud es crear miles de puestos públicos de médicos mentales que no arreglarán nada, y recentarán pastillas contra la abolición espiritual de generaciones.