Los asesores del PP se equivocan si piensan que con este PSOE basta alternar, es inconstitucional
La característica fundamental del ser humano es la imitación, cualquier acto que reproduce la conducta de otro. Esta singularidad humana ha permitido aprender continuamente y cooperar, dominando al resto de las especies, previa superación de los conflictos internos, mediante normas, leyes y rituales ideados para limitar las imitaciones inconvenientes. Las instituciones surgen para reproducir mecanismos de reconciliación, la religión no es más que un esfuerzo en conservar la paz (por eso este Gobierno intenta eliminarla). El deseo de posesión de ‘objetos’ identifica grupos que compiten por ellos; los partidos políticos son grupos que compiten por el poder. En las democracias los votantes eligen a los representantes, en base a características diferenciadas y ‘conocidas’ por los electores, enmarcadas en ideologías: inmensas máquinas que justifican conflictos, cuando buscan cualquier medio para vencer al otro.
Un partido político que no responde a una necesidad electoral, desaparecerá porque otras opciones serán preferidas. La naturaleza de las intenciones de los partidos está oculta, la propaganda y desinformación conviven con las preocupaciones de la población: desempleo, pandemia, problemas económicos, privación de libertad. Todo resulta confuso. La igualdad de oportunidades orientada por buena educación es estandarte socialdemócrata, pero este PSOE no es socialdemócrata sino orwelliano, antepone la propaganda al esfuerzo. Eliminando la oportunidad para los mejores, todo se iguala a la baja, se deteriora el sentido crítico, autoestima, apego; fomentando victimismo, desconfianza y decadencia moral. La igualdad de posibilidades de vida digna es inviable: desigualdades territoriales del 80% de renta per cápita, entre las autonomías más pobres y más ricas. La igualdad de los ciudadanos es un chiste, por la cantidad de privilegios de los políticos respecto al resto de ciudadanos. La separación de poderes no existe: la Fiscalía General parece del Gobierno más que del Estado, así que igualdad ante la ley tampoco. El Gobierno ni garantiza igualdad, justicia ni libertades. Ni de expresión, educación, ni de pensamiento, porque la ley de memoria histórica inventa una verdad oficial propia de Estados totalitarios. La economía intervenida por un Estado derrochador; el doble de políticos per cápita que los países ricos; 3,2 millones de empleados públicos y creciente deuda pública que obliga a unos impuestos altos. Las condiciones totalitarias que si garantiza este Gobierno son: más impuestos; que nuestra casa puede ser ocupada impunemente; desinformación en los medios de comunicación a su servicio de propaganda; pensión cada mes más menguante; desaparición de la clase media; invasión creciente de inmigrantes ilegales; creciente renuncia a herencias familiares por confiscatorio impuesto de sucesiones; paro juvenil superior al 40%.
El extremadamente mentiroso Gobierno inventa el chivo expiatorio de la «extrema derecha». No ofrece nada pero inventa el miedo de la vuelta del «franquismo» con mentiras para personas crédulas, desinformadas. Este PSOE iniciado con Zapatero engaña a los mayores haciéndoles creer que es el partido de González, y a jóvenes, asustándoles con el regreso de franquistas. Enfrenta a los ciudadanos y culpa a la oposición de crispar. Quien obra con tibieza, cerca está de la caída, dijo San Juan de la Cruz, y así actúa el PP. Casado cometió un inmenso error en la moción de censura de Vox, confundió al adversario, acusó de populista a Vox, luego cambió portavoz, de firmeza a tibieza, estropea cada campaña electoral autonómica y languidece mal asesorado por nostálgicos del bipartidismo, que ignoran la advertencia de Heráclito de Éfeso, hace 2.500 años: nadie se baña dos veces en el mismo río. La situación política española es muy diferente a la del 1996 de Aznar: estamos sin socialdemocracia, más comunistas y separatistas envalentonados, sus matones imponen violencia y terror en mítines de Vox , agreden en Madrid como hicieron en País Vasco, Cataluña, apoyados pasivamente desde las instituciones, y 25 años más de adoctrinamiento anti-español en los colegios de zonas separatistas, y emergiendo en Baleares, C. Valenciana, y Galicia. El bipartidismo, cooperador pasivo del crecimiento separatista y la hegemonía cultural izquierdista, ni debe ni va a continuar. El ascenso electoral de Vox es imparable porque satisface una necesidad insatisfecha de millones de españoles: mantener la unidad de España en libertad, reducir el derroche público y frenar el totalitarismo de separatistas y comunistas.
Artículo publicado en Las Provincias