Democracia nominal

La democracia española es solo nominal por acción del PSOE y omisión del PP

La propaganda, la pandemia, el miedo, la ausencia de libertad, el desconcierto de la gestión sanitaria, dificultades económicas, los medios de comunicación al servicio del Gobierno, hacen difícil ver lo que tenemos delante de la nariz. Algunos creen que viven en una democracia porque votan, que el país no está invadido porque no ven militares extranjeros armados. En la España actual, la usurpación violenta del poder, la restauración por la fuerza legítima del orden legal subvertido y la defensa ante una invasión no suceden porque el ejército está ‘maniatado’, ¿recuerdan las declaraciones del general Santiago? El PSOE y los separatistas llevan dos décadas minando el patriotismo, el ejército y la autoridad de las fuerzas de seguridad; el PP distraído, deja hacer. ¿Quien resolverá la invasión de Canarias? Están ocurriendo procesos de demolición democrática, catalana y nacional. La propaganda y colaboración de los medios de comunicación mantiene la población engañada, conservando la apariencia formal de elecciones. Aprovechan las ambigüedades y huecos legales sobre acto violento y uso de la fuerza (en Cataluña) y no parecen subsanarse. Los totalitarios utilizan la vía electoral, la población vota, las instituciones ‘funcionan’ nominalmente. Los Gobiernos electos mantienen la apariencia de democracia, vaciándola hasta dejarla sin contenido, interfiriendo el Poder Judicial, se subvierte la democracia con medidas ‘legales’ aprobadas en el Parlamento, sin control ni discusión, con mínima mayoría. La ‘ensoñada’ rebelión catalana se repetirá porque la impunidad favorece la reiteración delictiva. Un delincuente necesita la agresividad suficiente para atreverse a burlar el orden y la desconexión moral necesaria para soportar el peso de su conciencia. Cuando la opinión de los demás ya no le importa, tenemos un psicópata, que puede ser un asesino en serie o un dictador. Las mentiras de los políticos corroen las instituciones cuya principal función es generar autocontrol legal en los ciudadanos. La ejemplaridad pública es fundamental, nadie puede fiarse de un gestor público mentiroso, menos aún si no le importa ser descubierto. Entonces es un psicópata sin límites ni freno moral, nos puede conducir sin parpadear a la ruina económica y al enfrentamiento civil. La Sociedad española no tiene mecanismos para sustituir a un psicópata en el poder porque nuestra ley electoral y de partidos convierte al dirigente de un partido en un caudillo. Los representantes políticos no rinden cuentas al ciudadano sino al caudillo que decide las listas electorales cerradas y bloqueadas. ¿Cómo identificar a un totalitario antes de llegar al poder? Un representante público nunca puede mentir alevosamente para llegar al poder, la mentira flagrante inhabilita éticamente. Cambiar de opinión no es mentir, incluso se puede admitir hacer lo contrario de lo planeado, por las circunstancias, pero hay que explicarlo. F. González lo hizo con el referéndum de la OTAN, en 1986.

En las democracias maduras no se consienten las mentiras de palabra ni de obra, los plagios, por ejemplo. Se emite el mensaje público de que ningún ciudadano debe intentarlo. Si las mentiras flagrantes de los políticos españoles se penalizaran electoralmente, tendríamos instituciones mas sólidas, menos economía sumergida y corrupción. En España se banaliza la mentira política con la colaboración necesaria de los medios de comunicación, públicos y privados al servicio de Gobiernos.

La voluntad permanente de enfrentar a los ciudadanos; priorizar la propaganda a la resolución de los problemas reales; gobernar a favor de una parte; cambiar la memoria histórica inventando una verdad oficial; salirse del Parlamento cuando interviene el representante de un partido opositor al Gobierno; intentar eliminar al adversario, apartarlo del poder autonómico con mociones de censura; secuestrar el Parlamento y aprobar con procedimientos de urgencia la ley de educación, eutanasia o desconexión; la intromisión en la separación de poderes; la cooperación con separatistas; la descalificación sistemática a la oposición como extrema derecha, y permitir agredirles; atacar la educación especial y concertada; la discriminación intencionada de los autónomos; permitir la ocupación ilegal de viviendas; la permisividad con la inmigración ilegal; el adoctrinamiento antiespañol en los colegios; …son demasiadas evidencias de comportamiento totalitario. ¿Cree usted que hay mentirosos psicópatas en Gobiernos de España? Los votantes de mentirosos flagrantes son cómplices de la demolición democrática porque sin sinceridad no hay libertad.

Artículo publicado en Las Provincias

Deja un comentario