Los jóvenes españoles no quieren trabajar y los mayores no pueden.
No pasa en todos los países, pero en el nuestro, tenemos la gran desgracia de que los gobiernos piensan en la propia conservación antes que en la mejora del país, y suele empeorar, porque llegan al poder para aprovecharse, no como un servicio a los demás. En las últimas dos décadas de forma alarmante. Esperar la felicidad, o ni siquiera un empleo de un gobierno es una ficción contraria a la naturaleza, propia de lugares donde no se ama la libertad.
Nada es gratis, el precio de algo es la cantidad de tiempo de vida (horas de trabajo) que entregas o alguien entrega por ti, para conseguirlo. Aunque alguien no lo consiga por mala suerte, todos deberíamos estar educados a aspirar a nuestra prosperidad, y aportar fiscalmente para ayudar al necesitado, no esperar al subsidio, que procede del esfuerzo ajeno.
Para corromper a alguien basta con enseñarle a llamar derechos a sus anhelos personales y abusos a los derechos de otros. De aquí procede la motivación del mensaje comunista de terciopelo, sin sangre, vótame y te daré lo que anhelas, que los ricos y empresarios te hurtan, abusando de ti. Si todos se dejaran engañar por este mensaje diabólico, no habría actividad privada, estaríamos en un Estado comunista puro.
Desde 2004 con la llegada del malvado Zapatero, todos los gobiernos socialistas y separatistas recientes en España, gobiernan para continuar porque no saben vivir de un trabajo profesional alternativo a la política, se dedican a ella para servirse del Estado.
Hay que temer seriamente a los tontos (tomador de decisiones que perjudican a los demás y a sí mismos) porque son mayoría y son capaces de elegir a dictadores, principales actores del maleficio que sufre España, país de tontos, que solo lee para aprobar algo, ya sea examen, oposición o instrucciones de un prospecto. Lo malo del tonto es que no cambia, le gusta portar grilletes que no nota al no moverse, convirtiéndose en esclavo de su amo y traicionan a los demás, sin darse cuenta.
Aunque los tontos que soportan la dictadura comunista actual despertasen, sería demasiado tarde, y no es solo que la pobreza y las colas del hambre crezcan, que el PIB lleve estancado dos décadas. Los jóvenes españoles no aceptan trabajos manuales, tienen los vicios de las sociedades ricas sin serlo. Los jóvenes no quieren y los maduros no pueden. La clase media desaparece, la oposición no sabe cómo unirse contra el comunismo separatista, y el Rey asustado, da manotazos en los discursos sabiendo que lo van a destronar.
El deterioro nacional continúa, tan descomunal, que harán falta décadas para poder levantar cabeza, aunque estuvieran los socialistas fuera del poder. El camuflaje de las cifras de paro, la sangría económica de subvenciones, el saqueo fiscal de la actividad privada, va a acabar explotando en no se qué tipo de rescate o de violencia.
El gobierno de Rajoy, entre Zapatero y Sánchez, fue un desperdicio, desaprovechó una mayoría absoluta, sin revertir obscenas leyes, no rebajó la deuda inmensa que dejó Zapatero, y nos acribilló a impuestos. Nos dejó una infernal ley de contratos, para que creyéramos que luchaba contra la corrupción, y lo que hizo fue aumentar la burocracia de la administración pública. Su tibieza con la rebelión de Cataluña, su no dimisión facilitando la moción de censura de Sánchez, en fin, un gobierno fallido entre gobiernos de traidores.
La situación española es terrible, material y moralmente. La deuda no la pagarán ni en dos generaciones, y no para de crecer. Aumenta sin freno el gasto público y se obstruye fiscalmente la actividad privada. Los jóvenes españoles no quieren trabajar, van a la universidad guardería, cuyo título no emplea ni a la mitad de los titulados, que anhelan ser funcionarios. Los mayores no pueden trabajar, el 17% de los que buscan empleo son mayores de 60 años. La seguridad social subvenciona a muchos que no han cotizado lo suficiente.
Según Eurostat el 26% de los españoles entre 16 y 64 años son parados que no trabajan, inactivos, reciben subvención pero no cobran de empleadores privados. ¿Es creíble el paro oficial del 12,9%? Mientras tanto Chequia tiene un desempleo del 2,8%, Polonia, 3,4%, Alemania 3,7. Solo Grecia y Serbia está a nuestro nivel, pero además nuestros datos son falsos, en Eurostat nos ponen asterisco en las cifras.
Claro que no es creíble nuestro nivel de paro, los cambios de nombre ocultan la realidad, no se incluyen como parados los fijos discontinuos, los trabajadores en formación o con disponibilidad limitada y trabajadores en ERTE, ocultando 550.000 parados, el paro real supera los 3,4 millones de personas, debe acercarse al 18%. Muchos que trabajan en el sector privado con contratos precarios, otros entre subvenciones y trabajos sumergidos trapichean en la miseria, los jóvenes no se independizan, acostumbrados a la subvención, y la natalidad decrece continuamente los quince últimos años. Los abortos libres y gratuitos propios de países comunistas se disparan, acercándose en España a los 90.000 anuales.
Hasta que el sector público no reduzca el gasto superfluo de ministerios, direcciones generales, secretarias de estado, televisiones y universidades públicas, con titulaciones públicas replicadas y subvencionadas un 80%, miles de administrativos evitables por la digitalización, 60.000 millones de subvenciones clientelares anuales, coches oficiales, asesores, escoltas,… ¿Quién le pone el cascabel al gato de la deuda?
Los gobiernos socialistas hacen lo contrario, y los del PP autonómicos (con la excepción de Madrid que absorbe el 60% de la inversión extranjera) no se atreven a recortar gasto drásticamente, por si no los votan las legiones de subsidiados. Ni gobierno ni oposición hacen lo que deben, y Europa solo actúa cuando el euro peligra, lo hizo con Zapatero y lo volverá a hacer con Sánchez, cuando la deuda sea considerada aberrante y la UE decida que estamos en quiebra. Así que el remedio será que los tontos que votan a estos gobiernos derrochadores serán los primeros que lo pagarán en reducción de sueldos y pensiones públicas. Entonces notarán en el bolsillo el importe de su tontería.
Pero también las infinitas subvenciones. Los ministerios de economía y trabajo estimulan subidas de salario mínimo, reducir jornada laboral (cobrando lo mismo), encarecer despido, lo que en la primera derivada práctica significa privilegios a los empleados públicos y castigo al privado. La segunda, más impuestos y más deuda. Los comunistas creen que la actividad económica la inventan ellos desde los ministerios, y lo que hacen es destruirla. El tejido industrial, manufacturero está desmantelado, y el sector primario, agrícola y ganadero lo destruyen con la Ley Europea de la Restauración de la Naturaleza, y la Agenda 2030, el paro privado no para de crecer.
La carne solo la podrán comer los políticos y algunos funcionarios (el nuevo politburó de nuestro comunismo de terciopelo) y las naranjas que no las comíamos porque abundaban, acabaremos por no consumirlas porque los agricultores no las produzcan. Igual que importamos casi todo de China, acabaremos comiendo naranjas de Marruecos, porque a nuestros buenos agricultores les hacen la vida imposible, y los jóvenes no trabajan en el campo.
La renovación de tontos está asegurada, la educación genera cantera, los alumnos de secundaria en las comunidades con lengua propia llegan adoctrinados a la universidad por ideología separatista socialista. Además, las ideologías de género, el socialismo camuflado de igualdad en todo el territorio nacional. Los jóvenes no tienen experiencia de esfuerzo, la diferencia entre unos y otros solo es de capacidad memorística, todo talento está desaprovechado por el no-esfuerzo. No hay estímulo al emprendimiento. La obediencia profesoral es ovejuna, y el disidente perseguido.
Quien no se esfuerza no solo no se empleará dignamente, sino que no resistirá la adversidad de la vida, y con esto entramos en territorio espiritual, desmantelado en España por la eliminación de los contenidos liberales y religiosos del sistema educativo, y su sustitución por la idolatría de las pantallas, el hedonismo y la pornografía accesible a todo portador de móvil. La torpeza y sumisión de la Iglesia católica no traduce bien el mensaje evangélico adaptándolo a la realidad y no atrae a los jóvenes.
No es fácil, pero los jóvenes son las principales víctimas del comunismo de terciopelo, y las homilías deberían confeccionarse para atraer a los jóvenes a una vida mejor, y no solo para consolar a los mayores que temen a la muerte, únicos visitantes de las basílicas. Pero tenemos un comunista al mando del Vaticano.
Cada uno de nosotros tiene tarea para hacer, no por esperanza en el resultado, sino por la recompensa del esfuerzo en intentarlo.