Sin riesgo, no hay iniciativa privada, prosperidad e innovación.
No se puede ayudar a las personas de forma permanente haciendo por ellos lo que ellos pueden y deben hacer por sí mismos. Los gobiernos Sánchez gastan cien mil millones anuales en subvenciones, la mitad clientelares y la otra mitad prescindibles. Aproximadamente esa cantidad nos endeuda, y les da igual, hasta que la deuda se considere inviable en la UE. Los españoles vivimos en un país falsamente opulento, donde la prosperidad y el riesgo individual se obstruye, fomentando el auxilio generalizado del Estado protector. Llevamos dos décadas endeudándose en media un 20% anual, y cuatro décadas aumentando el número de empleados públicos un 11% de media anual, con el PIB estancado porque la actividad privada decrece desde 2004, por los excesivos impuestos al trabajo (cotizaciones sociales). Después de los gobernantes, los principales derrochadores de gasto público son los rectores, porque nunca eliminan lo que sobra, ni por la digitalización, ni por la bajísima natalidad. A pesar de esta sobrecontratación pública, tenemos el doble de paro que nuestros vecinos.
La economía está por los suelos porque se importa casi de todo y se exporta poco, con el agravante de que lo que se exporta se pretende destruir con la agenda 2030, en particular el sector primario, que debería ser sector estratégico. Los gobiernos socialistas están entregados al suicidio económico de ecologismos “sandía” provocando niveles de pobreza líderes simultáneamente con la mayor presión fiscal de la UE, y con sueldos bajos. Con 1,25 millones de universitarios, faltan trabajadores de la construcción, conductores, cocineros, pero también licenciados en ciberseguridad y médicos. La oferta universitaria es caótica, las universidades confunden todo lo que pueden, obedientes a la conferencia socialista de la CRUE, y a la propaganda del gobierno.
En mi universidad vivimos la semana pasada un ejemplo paradigmático del servilismo de las universidades públicas al socialismo imperante. Después de coaccionar a través de comunicado CRUE, a los investigadores para romper relaciones con universidades israelíes, en concordancia con la campaña de Sánchez, sin contar con la oposición ni con los españoles, reconociendo el fantasma del estado palestino. Naturalmente, toda la ultraizquierda española que cabe en un pabellón de deportes de pueblo, se manifiestan en las universidades contra el presunto genocidio de Israel en Palestina, en concordancia con la doctrina Sánchez. Estos mismos que defienden y practican el genocidio habitual del aborto libre con cien mil victimas anuales en España.
Pues bien, mi universidad hace desde hace años monta un foro de empleo, donde durante toda una semana decenas de empleados, desplazaron material y montaron casetas donde empresas y estudiantes se relacionaban a través de Foro de Empleo, recogían curricula vitae de alumnos de últimos cursos, y se supone algunos encontrarían algún primer empleo. Los esperpénticos manifestantes pro-Palestina, muchos ni estudiantes de mi universidad, ni de nada, adoctrinadores y propagandistas comunistas, que infectan universidades e institutos de secundaria, para montar follón e impacto propagandístico, se desplazan acercándose a la zona de del foro de empleo con decenas de casetas que atraviesan media universidad.
Después del dinero gastado, que ignoro, pero con cien cincuenta mil euros no se paga esta fiesta de almacenar material, montar, recoger, transportar en pesados camiones. Mi rector declara que está triste y que la seguridad es lo primero y que decide desmontar el foro de empleo, en lugar de echar a los intrusos manifestantes. ¿De qué falta de seguridad habla? De la suya, porque no se atreve a desmontar o desplazar a un grupo de ultraizquierdistas, no sea caso que se entere la CRUE y el gobierno comunista de Moncloa, y le tachen de desobediente a la doctrina del gobierno. ¿Qué hará el rector si los manifestantes piden ahora suspender los exámenes?
El gobierno actual reparte anualmente cien mil millones en subvenciones a todo tipo de colectivos clientelares, los nativos que no necesitan trabajar para vivir porque el Estado le suministra el mínimo vital suficiente. Además España tiene una población de inmigrantes extranjeros que trabajan en varios empleos porque están mal pagados, viven hacinados porque no hay oferta de vivienda asequible, y su ocio se reduce a beber y/o ver la televisión, son los esclavos del siglo XXI. Se utiliza la inmigración para hacer trabajos que los nativos no quieren: recolección, cuidados, limpieza, porque a los nativos se le regala la formación universitaria (descontada un 80%) y rechazan los trabajos manuales. Luego regularizan lotes de cientos de miles de irregulares y les permiten votar en elecciones municipales a los partidos que les abren las puertas. Utilizan la inmigración como arma política.
La principal diferencia entre la universidad pública (UP) española y la privada es la “politización” de la primera, sus defensores llaman “democratización”, como si las tareas principales de la universidad, la búsqueda de la excelencia educativa e investigadora, tuviesen algo que ver con votaciones. La excelencia que es hábito de hacer las cosas bien (Aristóteles) siempre es cuestión de minorías y de expertos, nunca ni de mayorías ni de iguales en el valor de sus opiniones. Las votaciones basadas en cantidades de opiniones favorece la búsqueda de atajos y manipulación (Ley de Campbell) degenerando y obteniendo resultados contrarios a los deseados.
La innovación, el conocimiento comercializable, que interesa a alguien dispuesto a pagar por el, no puede producirse en un ambiente politizado, ni con indicadores cuantitativos, rankings, porque nada innovador tiene que ver con cantidades producidas, sino en embarcarse en aventuras arriesgadas, con paciencia.
La mediocridad siempre es mayoría, por eso el recurso democrático es el último recurso en una organización eficiente, y no digamos excelente. La innovación no se basa en la producción segura, sino en el riesgo emprendedor, lo importante es ser o no ser, no en acumular cantidades de resultados fungibles.
La universidad española desde la llegada de Zapatero en 2004, está infectada de socialismo en las agencias ministeriales, la conferencia de rectores CRUE, los criterios de evaluación cuantitativos, la supresión de las oposiciones presenciales, la no eliminación de lo que sobra, del excedente de profesorado y administrativos, el derroche de gasto. Los rectores se contagian de socialismo en la CRUE, en cada universidad todos los cargos intermedios siguen sus criterios, y las delegaciones de alumnos manipulados a base de concesiones por los decanatos .
La permanente politización convierte la universidad pública en un páramo donde todo mediocre llega a su cima, la verdad es lo que piensa la mayoría y a nadie le importa el derroche de gasto público superfluo. Las UP replican las mismas titulaciones, se inventan decenas de titulaciones dobles, algunas absurdas, subvencionadas al 80%, ningún ahorro de administrativos a pesar de la digitalización, mientras en sectores privados el personal con tareas administrativas se ha reducido un 50%. Todo este derroche luego se paga con una presión fiscal confiscatoria contra la actividad privada y el bolsillo del español medio.
La endogamia funcionarial produce abundantes casos de consortes administrativos femeninos de cargos académicos. Los sindicatos siempre tienden a aumentar el gasto, y las continuas votaciones conduce a que cientos de miles de profesores y administrativos excedentes no se amorticen con jubilaciones.
Sobrando centenares de administrativos en cada universidad pública, las reducciones de personal solo se aplican contra alguien, privándole de dotación necesaria para que se desgaste ante los suyos. El anterior rector mantuvo sin administrativo alguno un instituto de investigación de 70 personas durante 18 meses, siendo yo director. Y un juez anuló una sanción de demerito (de honor, no económica) que me aplicó abusando de autoridad. Los malos rectores sancionan a “los que les critican”, utilizan el cuerpo administrativo como arma política, negando mínima dotación al que consideran adversario, para desgastarlo; los malos decanos lo mismo, generan trampas de auténtico lawfare académico contra el disidente . Esa es la UP que tenemos.
¿Creen ustedes que la UP era el crisol de la libertad, la tolerancia? Critique y verá los angelitos que son. Palo al crítico y zanahorias al adulador. Las delegaciones de alumnos manipuladas por decanatos para que les voten, se prestan a perversiones contra una víctima señalada, y es cantera de políticos futuros que harán buenos a los actuales. Una de las maneras de hacer méritos (en su partido) es montar manifestaciones, como las actuales contra Israel, asustando a rectores miedosos. Continuaran, porque como las bandas de delincuentes tienen que demostrar logros mayores para ascender en el partido, y viendo rector que se acobarda, se la volverán a hacer.
La deuda per cápita española actual es de 32.000€, superior a la que tenía Grecia cuando fue rescatada en 2010. Todo se derrumbará en España el día que nos digan que la deuda es inasumible y sueldos públicos, subvenciones y pensiones se reduzcan un 30%. Entonces llegará el llanto y el crujir de dientes, no solo a los tontos que votan a este gobierno, sino a todos. La innovación procede de la empresa privada, porque no hay innovación sin riesgo. El cuento del Estado emprendedor que predica una reciente doctora honoris causa de mi universidad, es un sueño socialista que se vende por el desconcertado gobierno “sandia” de la UE . El riesgo de vivir sin riesgo es el comunismo.