Mientras siempre asume la importancia de la educación en el logro de la hegemonía cultural, la derecha se distrae con la economía
La naturaleza nos iguala al nacer y la educación nos hace diferentes. La eficacia educativa requiere dedicación, presupuesto y continuidad. En 1978, la educación heredada, con defectos, era bastante mejor que la actual, al menos, los alumnos se esforzaban y los profesores eran respetados. La concentración en la transición política, la priorización de la integración europea, la preocupación por la economía, la agotadora dedicación al terrorismo de ETA, produjo una desatención a la educación, por la UCD y el PP.
El PSOE, nunca cedió el control de la educación, gobernara o no, por la vía de los votos, o por la movilización, con apoyo de los sindicatos UGT y CCOO. El PP, renunció a la reivindicación pública, la calle siempre se ha entregado a la izquierda. Gobernando el PP, con Aznar y Rajoy, le regalaron la hegemonía de los medios de comunicación a la izquierda, y se ha favorecido el nacimiento de Podemos. Copiando a Mitterrand, que en Francia hizo crecer al FN de Le Pen, para restarle votos a la derecha, Rajoy, favoreció mientras gobernaba, el crecimiento de Podemos. Iglesias salía diariamente, en todas las televisiones, incluidas las minoritarias liberales privadas, disfrazado de cordero, para que le restara fuerza al PSOE. Propaganda electoral masiva gratuita.
Aznar envió a Bruselas a Vidal-Quadras, a petición de Pujol, y dejó hacer lo que quisiera en Cataluña. La idea de que la protesta pública, es cosa de izquierdas, está tan asumida, que incluso Echenique dice ahora, que una minúscula manifestación contra el gobierno en Madrid, es de ricos y pijos, como si a manifestarse sólo ellos tuvieran derecho. La inmovilización de sus bases, salvo para llenar plazas de toros en sus mítines, ha acostumbrado a la sumisión. Los descuidos de la educación y el complejo ante la propaganda de la izquierda, han consentido el adoctrinamiento separatista e izquierdista en toda educación pública. La consecuencia después de 40 años es, un separatismo catalán y vasco arrogantes, y su electorado anestesiado por falta de hábito reivindicativo.
Mientras tanto la izquierda, desde la llegada de Zapatero, sigue la agenda comunista del Foro de Sao Paulo: conseguir el poder a través de la hegemonía cultural. Se ha concentrado en la división social, inventando enemigos (ricos, franquistas, machistas, bancos, virus), la difusión del miedo y la propaganda, que incluye el control de la educación, la cultura, con subvenciones al cine, artista, organizaciones feministas y de la mayoría de los medios de comunicación.
La educación está abandonada al capricho autonómico, donde se adoctrina con impunidad. Ninguna evaluación del profesorado preuniversitario para contentar sindicatos. La juventud educada en el logro regalado, el victimismo, la búsqueda del título por el camino más fácil. Los alumnos, incluso en la universidad, ignoran la disciplina y el esfuerzo, por falta de hábito. Son personas frágiles, inseguras, porque la seguridad y la autoestima sólo la disfruta quien se ha esforzado antes. Fácilmente manipulables por cualquier propaganda. El gobierno actual con su diaria ocupación televisiva, confunden la transparencia con la repetición de mentiras en la televisión, donde los periodistas no pueden replicar.
Derechos constitucionales usurpados con un estado de excepción, disfrazado de alarma; la economía destrozada; los millonarios contratos de compras sanitarias repletos de irregularidades; las colas de necesitados en Caritas aumentando; medidas de confinamiento para los visitantes al país, con lo que arruinan el turismo; prohibición de rebajas en el comercio para deteriorarlo; tratos sectarios en los tránsitos de fase de las autonomías, según apoyen o no al gobierno; record mundial por población, en fallecidos y sanitarios infectados. Si el gobierno quisiera recuperar la economía, no pondría como presidente de la comisión de reconstrucción económica, a una persona que nunca ha trabajado fuera del partido.
El separatismo ha florecido, por los mismos motivos por los que hemos llegado a este gobierno: la renuncia a la educación y el escaso coraje, por parte del PP, para defender la libertad. Creíamos que esto no nos podía pasar, pero ya nos está pasando, porque los derechos que no se ejercen, se pierden. Urge una derecha mas atenta, con mirada más larga, que se dé cuenta que la educación es tan importante como la economía.
Artículo publicado en Las Provincias