Debemos prepararnos para la llegada de cisnes negros, personal, social y laboralmente. Siempre podemos mejorar, pase lo que pase
Un evento se llama cisne negro cuando se considera de ocurrencia altamente improbable y, cuando ocurre, rompe los paradigmas vigentes, soliendo tener letales consecuencias. Puede ocurrirle a una persona individual, a una organización, a un país, o a todo el mundo. Todas las personas experimentamos cisnes negros, al morir nuestros padres, o cuando, incluso tempranamente, somos conscientes de la muerte. La capacidad de encajar la adversidad puede variar mucho de unas personas a otras. La práctica deportiva, el hábito del esfuerzo, ayudan a experimentar fracasos y a levantarnos, a gestionar la frustración; la lectura habitual ayuda al conocimiento de los demás y de uno mismo, a relativizar el daño. Los valores morales, la amistad ayudan a encajar, somos imagen de Dios, con enormes posibilidades de superar cualquier adversidad. ¿Cómo? La memoria de la persona amada perdida, o que nos ha abandonado, nos alimenta espiritualmente, además hay muchas personas sin los defectos de la anterior pareja, que seguramente disculpó. Todo tiene remedio, confíe en usted, haga el bien.
Los casos de violencia contra la pareja ocurren porque personas maleducadas sentimentalmente, creen que la pareja es su propiedad, y convierten el evento del abandono en un falso cisne negro, asumiendo la hipótesis falsa de que su vida no tiene sentido. Enseñar en el colegio que el abandono de la pareja es un hecho natural -porque las personas cambiamos con el tiempo y, el amor, puede caducar- ayudaría más a reducir crímenes, que absurdas leyes. La asimetría legal contra el varón empeora el problema, el agresor es una persona maleducada y mentalmente enferma, necesita educación temprana. La desigualdad legal aumenta el riesgo de violencia porque aumenta la desesperación de la persona desequilibrada y abandonada.
Análogamente, la banalización de un éxito actual, puede anticipar la ruina de mañana, todo es relativo, perecedero. Lo más importante no son los hechos, sino nuestra interpretación, nuestra realidad. Los individuos, organizaciones, países, deben tener un departamento centinela, de previsión de riesgos, estar preparados para minimizarlos. Una empresa puede quedar obsoleta por la llegada de una nueva tecnología, hay que estar atentos y reconvertirse a tiempo. Por eso existen los seguros y son necesarios los ejércitos.
La unión europea (UE) fue una buena idea que nació en 1950 para evitar las guerras entre Francia y Alemania; hemos tenido grandes logros como la moneda única, libertad de movimientos, programa Erasmus. Sin embargo, los centinelas han fallado estrepitosamente por la mediocridad de los dirigentes y la burocracia. El Brexit ha sido una tragedia porque los británicos aportaban pragmatismo, liberalismo, y el ejército más poderoso de Europa. Ha fallado el sistema de defensa, el energético y el migratorio; y se ha ocupado de planes estratégicos de energías verdes, ecologismos… mientras China, India, EE.UU, no quieren, Sudamérica y África no pueden.
La despreocupación de la posibilidad de guerra, produce mojigatería política, la sustitución de anhelos utópicos por realidades. El catastrófico sistema energético europeo dependiente de Rusia, subestimando la energía nuclear. La corrupción de ex gobernantes alemanes contratados por empresas rusas, nos conduce a la ruina. La inconsciente socialista UE inventa impuestos de emisión de CO2, reduciendo competitividad a empresas, empeorando la vida del ciudadano. La política migratoria ha trufado la UE de zonas no-go (no entrar) porque la concentración geográfica de inmigrantes ha sustituido el imperio de la ley por la impunidad. Las fuerzas de seguridad españolas no se atreven a entrar, auténticos focos de tráfico de drogas, y potenciales caballos de Troya terroristas. El socialismo financiador de ONG cooperantes con las mafias, inundan España de inmigración ilegal, que legalizarán para que voten en las municipales.
El BCE es responsable del inadmisible endeudamiento de los países del sur de la UE. El proyecto europeo sin centinelas eficientes está en peligro. La falta de autonomía defensiva de la UE nos hace dependientes de EE.UU en la guerra de Ucrania, cuya estrategia sin presagiar un final, parece beneficiar sólo a los norteamericanos, que hacen negocios armamentísticos y energéticos, mientras la UE se empobrece, si no acaba por romperse. Nuevos cisnes negros vendrán, y hay que estar atentos siempre, a nivel individual, corporativo y nacional. No hay vida sin peligros.
Artículo publicado en Las Provincias