Pensiones socialistas

Vaya haciéndose plan de pensiones privado, aunque no desgrave.

Las civilizaciones siempre arbitraron mecanismos privados para cuidar a sus mayores. Desde el punto de vista público primero legislaron para obligar a los hijos. El estado nación surge con el tratado de Westfalia al final de la guerra de los Treinta Años (1648). La voracidad impositiva del Estado es ilimitada. El mejor impuesto es aquel que no se percibe como tal, al igual que la mayor esclavitud es aquella en la que el esclavo no se da cuenta que no tiene libertad. La España actual está abarrotada de esclavos inconscientes.   

El origen de las pensiones modernas se atribuye a Otto von Bismark (1881) en Alemania.  Ideó un programa de seguro social para la vejez, convirtiéndolo en impuesto, constituyendo el primer sistema público de pensiones de reparto. La coartada era promover el bienestar futuro de los trabajadores y evitar levantamientos sociales. El sistema Bismark era obligado, existiendo una relación directa entre las contribuciones de los trabajadores y las pensiones que percibían cuando se retiraran. Tiene aspecto de seguro, pero obligado. Inspiró a otros sistemas contributivos de reparto en toda la Europa continental. 

Más tarde, los ingleses en 1942, mediante el informe Beveridge introdujeron el Sistema de Bienestar, y un sistema de imposición mínimo como instrumento de lucha contra la pobreza, que otorgaba una pensión asistencial fija e igual para la mayoría de trabajadores. El sistema inglés es asistencial, público, igual para todos proporcionando una pensión muy modesta. Se trata de un impuesto de solidaridad que garantiza un pensión mínima pequeña para todos.

El sistema actual español se parecía (hasta hace poco) al alemán, iniciado en 1978, pero con los últimos cambios socialistas se ha roto la relación directa entre aportaciones y percepciones, porque éstas están acotadas y aquellas no, además son progresivas, a mayor renta mayor aportación del trabajador. Se ha convertido en un veneno redistributivo socialista, hasta el punto que los funcionarios aunque hayan aportado mucho más que otros de menor categoría, percibirán prácticamente la misma pensión. Todos prácticamente iguales. Es decir, el actual sistema de pensiones nos impone como el alemán y nos remunera (a los funcionarios al menos) como el inglés, todos prácticamente igual. Redistribuyendo con el impuesto, porque de seguro ya no queda nada. Los progres caviar y los socialistas inconscientes que vayan tomando nota. 

¡Quién dice que los gobernantes tengan que redistribuir nada! Lo que deben hacer es posibilitar que todos se ganen la vida y ahorren. Y no derrochar. El socialista odia el ahorro, que es virtud capitalista. ¿Por qué? Porque quien tiene ahorros, tiene propiedad y libertad, no depende del Estado, aunque no pueda evitar los impuestos obligados.

Ni hay libertad de elección, ni proporcionalidad imposición/percepción. Además los privilegios de los políticos (lean en este blog: Privilegiados blanqueados, publicado en LP en Julio 2020 ) son inconstitucionales,  poniéndose privilegios a sí mismos.

La regulación correcta de un contrato es aquella que garantiza el cumplimiento

de las partes. Nosotros obligadamente contribuimos cada mes, con el descuento aplicado en cada nómina. Creemos que el Estado no puede quebrar pero quiebra (Argentina).  

La falta de memoria de los españoles es importante. Hace sólo 13 años, la urnas echaron a Zapatero cuando la UE nos rescató en 2010, obligándonos a recortar sueldos públicos y congelar pensiones.  La deuda española con Zapatero era de 0,8 billones de euros y el gasto público el 45% del PIB, mientras que con Aznar en 2003 la deuda no llegaba a 0,4 billones y el gasto público alcanzaba el 38,4% del PIB. 

Desde hace dos décadas, cada gobierno socialista dobla el endeudamiento, aumenta el sector público y el PIB no crece, lo que significa que la actividad pública crece y la privada mengua. Esta característica “progresista” conlleva la subida de presión fiscal, el aumento del desempleo privado. Cuando nos recatan, llegan varios años de recortes ( el PP administra el desastre que provoca el PSOE). Hoy, la deuda es de 1,6 billones, el doble de la que nos dejó Zapatero, 1,6 billones, y el gasto público ha aumentado un 41,5% respecto al de Rajoy en 2018. Gobiernos Sánchez, autonómicos, ayuntamientos, televisiones y universidades públicas,… todos derrochan.  ¿Por qué? 

Porque no saben mejorar la vida de los ciudadanos gastando bien y tomando buenas decisiones. Simplemente quitando lo que sobra, amortizando miles de plazas con jubilaciones. Pero el principio derrochador: crecer es bueno y decrecer malo,  llegamos donde estamos. 

Es milagroso escuchar: hemos simplificado la regulación para facilitar la creación de empresas; hemos hecho tal cosa para mejorar la seguridad jurídica, tal otra para defender la ocupación ilegal de viviendas. Nadie dice hemos racionalizado el mapa de titulaciones universitarias públicas para que no haya superposiciones entre universidades próximas; hemos digitalizado la comunicación digitalizando y eliminando administrativos innecesarios;… Todos gastan con alegría.

Eliminar lo que sobra es ahorrar, es gastar menos y mejorar. Parece que lo que llaman “progreso” es solo mostrar mas cantidades gastadas, como si los destinatarios del mensaje fuesen imbéciles que identifiquen mejor con más gasto y peor con menos. En lo que si ahorran es haciendo percibir una prácticamente igual a todos funcionarios aunque unos hayan aportado mucho más que otros. Igualitarismo socialista para imbéciles.  

Cuando gastan mal, derrochando, lo que ocurre es que tienen que poner más impuestos para recaudar el exceso de gasto, obstruyendo la iniciativa privada, que es la que arriesga, da empleo y prosperidad. No es torpeza, sino inconfesable maldad. Y ésta no busca la prosperidad de la mayoría, porque quieren que dependamos del Estado. No favorecen la iniciativa privada porque el autónomo libre depende poco del Estado.

 Los votantes socialistas deberían saber las consecuencias de lo que votan, para sus hijos también. Los socialistas inconscientes que no votan socialista pero favorecen el aumento de gasto público, hacen el mismo daño pero inconscientemente. 

Cuando gobernó Aznar había una hucha de las pensiones. Siempre hemos creído que lo que cada mes nos descuentan de la nómina para contribuir a nuestra pensión cuando nos jubiláramos, estaba “guardada”, invertida en algún fondo conservador, para garantizar la pensión al jubilarnos.  Pero resulta que es mentira, no hay una hucha de las pensiones, los gobiernos posteriores a Aznar (incluyendo Rajoy) lo gastaron todo mientras gobernaban, además nos endeudaron y callaron. Los sindicatos que deberían protestar también callan.

Vean en You Tube la intervención: Pensiones y Estado, del experto en Políticas Públicas y Administración del Estado, el profesor Miguel Anxo Bastos. 

Los Estados quiebran (Argentina) y antes de hacerlo, son rescatados por inviables, si los  prestatarios no tienen garantía de cobrar la deuda.  ¿Peligra nuestra pensión?

Depende de si el Estado es rescatado o quiebra. Pero sin hucha, sabiendo que somos un país envejecido con 10 millones de pensionistas (crecerán en los próximos años cuando se jubile toda la generación BB).  Financiar las pensiones supone hoy el 37,2% del total de los Presupuestos Generales del Estado (PGE). El coste de sueldos de funcionarios y empleados públicos se ha duplicado en dos décadas, es más del 35% de los actuales PGE. El pago anual de deuda pública (30.175 millones; el 6,57% de los PGE).  Solo resta un 21,2% de los PGE  (115.000 millones) y queda destinar presupuesto al pago de cheques separatistas (la deuda catalana solo es de 85.000 millones), defensa, infraestructuras (separatistas y de los demás), investigación, sanidad, turismo, asuntos exteriores, educación, subvenciones, transferencias, igualdad,…  

¿Sostenible? ¿Creíble? Ni una cosa ni la otra, los presupuestos son falsos salvo déficit descomunal.  El PP y PSOE y sindicatos callados con subvenciones, debieron pactar gastarse la hucha en su momento, vaciarla, y gastar a partir de entonces todas las aportaciones mensuales de los trabajadores de sus nóminas para sus pensiones.  Prepárense para pagar todo tipo de nuevos impuestos.

Los Gobiernos Sánchez han contratado más empleos públicos nuevos que los jubilados. Pronto la UE nos obligará a recortar las pensiones, sueldos públicos, y poner más impuestos. La inexistencia de hucha supone un riesgo cierto sin fecha de ejecución, de recorte importante de la pensión, y sobre todo la certeza de que las generaciones futuras vivan mucho peor que nosotros.

No tenemos un contrato social para la pensión, un seguro de que contaremos una cantidad determinada de pensión, ni es fija la cuantía, ni la fecha del momento para percibir el derecho, ni la cuantía de lo que aportamos, ni hay una correspondencia entre lo aportado y lo que percibiremos. Los funcionarios que se jubilen que pregunten y comprobará que habiendo cotizado mucho más, recibirá la misma pensión que otros que cotizaban menos que usted. Ese es el progresismo socialista. 

Sorprende la indiferencia con los cambios sobre nuestra pensión, un elevado impuesto al trabajo, acumulado, cobrado puntual y obligadamente cada mes en nuestra nómina, que devolverán a los nuevos pensionistas como “puedan”, y al estilo inglés todos igual y poco, prácticamente, en el caso de los funcionarios. Nadie informa, los sindicatos duermen.

 Si a cada derrochador se le negara el voto, otro gallo cantaría. Seguir votando lo mismo garantiza que los políticos derrochadores lo seguirán haciendo.  San Juan de la Cruz dijo que para llegar a una posición nueva, hay que tomar un camino distinto.

Las pensiones se pagarán siempre porque si no habría una revolución. La deuda por habitante que tenía Grecia era de 32.133 euros por habitante, la nuestra actual es de  32.245 euros por habitante. Tengan en cuenta que el peso de España es mucho mayor y grave para la UE. ¿Cuándo nos rescatarán? Las pensiones en Grecia se redujeron un 30%, y tuvo que vender patrimonio nacional para hacer viable el rescate.

La única vía para evitar la quiebra es reducir gasto público, amortizar miles de funcionarios superfluos (con jubilaciones), reducir el tamaño de universidades, televisiones y empresas públicas, el número de políticos, asesores, fundaciones, escoltas, coches oficiales, subvenciones sindicales, subir las tasas universitarias,… y cuanto más tiempo se demore la terapia, más dura será la recuperación del enfermo. Cada palo aguantará su vela. Aquí está explicado lo que ocurrirá y sus responsables, votantes incluidos.

Por cierto, Bismark dijo que España era el país más resistente del mundo porque los españoles llevamos siglos intentándolo destruir España y no lo habíamos conseguido todavía. Pero han pasado 140 años desde que nos advirtió, y Bismark no imaginó al tándem Zapatero/Sánchez, ni que desde gobiernos también se intente destruir España.   

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