La excelencia debe huir del socialismo.
Cada vez estoy más convencido que el principio estético de eliminar lo que sobra, atribuido a Miguel Ángel, sería de aplicación general, a la gestión de cualquier institución. Es contra-intuitivo porque invita a la contención, la sencillez, al ahorro, casi a la espiritualidad. Su raíz artística, va más allá de la razón, trata de sanar el exceso, desmiente la cantidad, apela a la aristotélica proporción. También requiere experiencia vital, no es asunto para jóvenes.
Este principio de “quitar lo que sobra” no es bien entendido por científicos e ingenieros, por eso hay tanto derrochador en estos gremios.
¿Por qué los rectores se creen especiales, no imitan la discreción de los jueces, o médicos? Ganan una elección, se aíslan, merodean demasiados aduladores y se desnortan . Deberían limitarse a lo importante, servir al país, olvidarse de la vanidad y ambición personal, eso es asunto de gente menor.
¿No les basta posar para un retrato, como los presos cuando entran en la cárcel, sin traje de rayas?
Los practicantes de la ideología cuantitativa creen que los números son objetivos e imparciales, y que los rankings y las encuestas, evalúan bien. La ley de Campbell, relativamente reciente (1975), ya comentada en este blog, desaconseja la evaluación cuantitativa de personas y organizaciones. No solo evalúa mal, sino que obtiene resultados contrarios a los buscados, estropea la situación.
Los socialistas y sindicatos son contrarios a eliminar gasto público, lo maman en los pechos de su madre ideológica. Sueñan con que todo sea público. Los rectores, para satisfacer a ambos, tampoco reducen gasto. Ahora que podrían ayudar al país fácilmente y sin traumas, por las abundantes jubilaciones de la generación BB, reduciendo gasto público y deuda, además de la baja natalidad que reduce la cantidad de niños, y la digitalización que permite reducir administrativos, pues no se hace, por razones políticas.
Se inventan las dobles titulaciones, se presume de mejorar, en el ranking de universidades que más titulaciones ofrecen.
Al estar politizada la universidad, ante un conflicto de intereses, unos son más iguales que otros. La igualdad significa la política del palo al disidente y zanahoria al amigo. Los españoles tenemos muchas virtudes, pero la tolerancia no está entre ellas.
Si usted pone una cafetería con precio del café descontado un 80%, siempre tendrá clientes, está ofreciendo un precio por debajo del coste, compitiendo deslealmente.
Una gota de sabiduría vale más que una tonelada de ciencia. En la universidad pública tenemos muchos científicos y pocos sabios, que seguramente se van de la universidad, porque allí no les dejan vivir. Cualquier decisión es por votación, y habiendo mayoría de mediocres, el sabio huiría entre tanto estúpido y envidioso.
Me gradué en (1978) y doctoré (1982) en la tradicional universidad socialista de Valencia, la UV, Estudio General. Desde Octubre de 1978 trabajo en la UPV, catedrático desde 1991. Esto significa que conozco un poco a ambas. No me alegro de constatar que han empeorado mucho embriagadas de rankings, propaganda y socialismo. Todos los rectores se contagian del virus socialista en el consejo de rectores CRUE.
La UPV vive de rentas en materia de prestigio y calidad, se alimenta de populismo, mirándose en espejo ranking, diciéndose: Qué guapa soy. Los padres que estudiaron en ella hace más de 20 años, creen que preserva el desaparecido pedigrí.
La calidad y prestigio de la UPV creció desde su fundación en 1968 hasta los rectorados de Justo Nieto que terminaron en 2004. Desde entonces, coincidiendo con la llegada de Zapatero al Gobierno de España, la UPV y España no han dejado de empeorar.
Desde 2004, empezaron a dirigirla ingenieros defensores de la igualdad, la propaganda, la ideología cuantitativa y el ranking, la cultura socialista de “hacer saber” en lugar del “saber hacer”. Y como lo que no es bueno para la colmena no puede serlo para las abejas, los profesores-investigadores estamos cada vez más abandonados, hacemos también de administrativos, y éstos ya no sirven al profesorado, sino al gerente, todos somos iguales, eso de servir a otros es poco socialista e igualitario.
Las pensiones que con suerte percibiremos (dudo que nuestros hijos) prácticamente igual para todos, porque el sueldo base es parecido para todos y la pensión se calcula por el sueldo base, otro igualitarismo socialista.
Otro defecto del que no se habla, de efectos letales tanto para la formación del estudiante, y la libertad general, es que al nacer las nuevas facultades, en todas hay un departamento, o dos como mucho, muy hegemónicos en tamaño y votos, lo que garantiza el poder autoritario local del mismo, y para siempre en todas las facultades.
No sólo el decano es siempre de esos departamentos hegemónicos, su poder se proyecta autoritariamente al construir los planes de estudios decantados hacia sus intereses. Esto excluye contenidos liberales, como la economía de la escuela austriaca, que solo se enseña en una universidad pública de Madrid y en las privadas .
La tendencia es hacia abajo: contenidos (socialistas), exigencia, métodos de selección y libertades. Se reprime ideológicamente al disidente, no se respeta antigüedad, categoría, mérito y capacidad, lo que cuenta son los votos.
Los rectores posteriores a Nieto se dedica(ro)n a la imagen, la igualdad (socialismo) renunciando a la ética y al riesgo emprendedor. La consecuencia es lo que tenemos hoy, una universidad derrochadora que produce conocimiento fungible, no fomenta el riesgo investigador, la libertad y la innovación. Se dedica a mimar al alumnado y administrativos, y mirarse al espejo del ranking.
Estudiantes que ya llegan adoctrinados de socialismo y separatismo a la universidad, sin saberlo, luego son mimados, para que voten al decano que los acurruca, les canta la nana de que constituirán comisiones, que permitan que si un alumno se deja una asignatura, lo pasarán, aprobando las demás, sin que intervenga el profesor.
No debemos sorprendemos de encontrar políticos psicópatas, tiranos, en los gobiernos, porque a los mimados suele ocurrirles eso, y en la politizada universidad pública aprenden también malas artes y ninguna ética.
Vivimos en el reino de la cantidad y las pantallas, el ranking seduce a mediocres y malvados . El ranking orienta al desorientado, simplifica la complejidad de la gestión, necesita pensar menos. Al malvado le permite engañar con facilidad, tomando el ranking que le conviene, por cierto pagados y muy caros.
Hay que saber mucho de números para que no te engañen. Los números tienen personalidades, características, fortalezas y debilidades. En mi universidad la P hoy significa populista. La tradición, el sentido común se han perdido.
El caos autonómico de titulaciones es tal, que la UV también oferta ingenierías, y en la tecnológica UPV, ofrece Bellas Artes, y ofrecen muchas dobles titulaciones, algunas absurdas, como Matemáticas y Obras Públicas.
El Gobierno valenciano debería tomar cartas en el asunto, evitando duplicaciones y derroches en las ofertas, porque subyacen los impuestos públicos y la deuda autonómica. No debe preocuparse de perder votos, los tiene ya perdidos en la universidad después de muchos años de abandonar la educación en manos socialistas.
En pocos años tendremos algunas titulaciones con 10 alumnos y habrá que mantenerlas, porque no pueden dejar tirado al alumnado público. El coste público de algunos alumnos será mayor que becarlos en Harvard. No se para qué sirven los gerentes.
España tiene 31 alumnos universitarios por cada mil habitantes, mientras que Italia, una economía más competitiva, tiene 17. La familia de un alumno en España solo paga el 20% del coste real. Tenemos 1,2 millones de universitarios públicos (250.000 privados) generando una deuda tremenda, muchos titulados no se emplean. La inflación de títulos con decreciente nivel de exigencia los devalúa.
El pasado 8 de Septiembre, el “día de acogida” de la UPV escuché por casualidad un Programa de Onda Cero, alrededor de las 13h, que debió ser pagado porque el programa fue publicitado los días anteriores. Como escuchante y profesor sentí vergüenza al escuchar las mentiras que se decían.
En este programa, los dirigentes naturalmente hacen propaganda de la universidad, melosos periodistas dicen que la UPV es una de las mejores del mundo, en presencia de vicerrector que otorga callando. Una entrevistada, alto cargo de la universidad presume de innovación, habrá una dirección de Igualdad, es decir, de socialismo inyectado en vena.
Todos sabíamos que la UV era socialista desde antes del nacimiento de Marx. La joven UPV no lo fue hasta 2004, pero ahora sí, y además populista. Se ha convertido en una guardería socialista para jóvenes que no tienen trabajo, y quieren ser funcionarios.
La bajísima natalidad española, con alarmante reducción actual de alumnos infantiles hasta 12 años, en 7 años llegará a la universidad. En lugar de amortizar jubilaciones de profesores y administrativos, de aprovechar la digitalización para reducir administrativos, no se reduce gasto de personal superfluo, sino que se derrocha con múltiples dobles titulaciones, estando la comunidad valenciana arruinada con 55.439 millones de euros de deuda autonómica, el 44 % del PIB autonómico.
¿Quién paga tanto derroche? Nuestros hijos y nietos. Arruinar un país es traición a la patria.
¿Cómo se puede decir que haya alguna universidad valenciana que sea de las mejores del mundo, con un paro del doble que nuestros países vecinos?
Si hubiese excelencia, ¿no habría muchas empresas tecnológicas que innoven y generen empleos?.
Exhibir a investigadores socialistas premiados no es prueba de ninguna excelencia, hasta el Nobel está politizado. Eso se parece a los anuncios televisivos con guapos y guapas, de perfumes o coches.
El tejido productivo e innovador debería crecer por capacidad innovadora de titulados privados, no de investigadores públicos, y los titulados no la tienen porque el nivel de exigencia socialista lleva más de dos décadas bajando. No se trata de tener más titulados, sino mejores, con planes de estudio exigentes y modernos incluyendo ideas liberales que fomenten el emprendimiento, y eliminen socialismo.
¿Y que harían el resto de los actuales alumnos? Ir a una FP robustecida, y a realizar trabajos manuales que no aceptan, y hacen inmigrantes.
Desgraciadamente, la educación e investigación pública en España es mediocre, desperdiciando talento. Se adoctrina socialismo, eliminado ideas liberales, por eso no se emprende. Perdemos las energías en votaciones, elecciones, todo está politizado. La mayoría mediocre aplasta la creatividad y persigue al disidente.
La investigación orientada por un faro averiado de absurdos rankings, no innova, produce fungibles, no arriesga. Siendo un mal europeo, es mucho peor en España.
Todos los que callan, obedecen y cooperan en el aumento de la deuda pública están traicionando a su país. La primera misión de un funcionario público no es que la institución donde trabaja crezca, sino que no se derroche gasto porque estamos arruinados. No es nostalgia, como acostumbra a calificar la progresía, sino constancia de lo que pasa. El rector actual, está a tiempo de rectificar.
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