La vocación no se cuida en España, ni para formar, ni para seleccionar
El comportamiento humano depende de tres fuentes principales y por este orden de prioridades: emoción, deseo y conocimiento. Vocación es el interés que una persona siente en su interior para dedicarse a una determinada forma de vida o profesión. Las personas deseamos observando a los otros, pero necesitamos emoción para prestar atención, para conocer algo nuevo, para aprender. La atención se activa con motivación. Cuanto mas nos conmueve o diferente, o prestigioso es algo, mas probable es que atraiga nuestra atención. Necesitamos entrenar la atención y la retentiva para recordar que hemos prestado atención a algo, habilidad para reproducir la conducta modelo. Estas capacidades se desarrollan con una buena educación que valore el esfuerzo, atención, lenguaje, imágenes, memoria. Es misión de la educación descubrir para que es buena cada persona y prepararla para dominar esa aptitud. Platón, Spinoza y Bandura, pensaron algo parecido sobre parte del asunto.
Ocho leyes de educación padecemos en 43 años. Cada una de ellas empeora la anterior por desacuerdo PSOE-PP y cesión a los separatistas. El siniestro gobierno actual enfrenta a los españoles atacando la escuela concertada y eliminando el castellano como lengua vehicular, destruyendo de hecho la unidad nacional. Con atajos inconstitucionales para que los alumnos de las zonas separatistas ignoren el castellano, se les adoctrine contra España en su propia lengua. Los independentistas, a cambio, apoyan unos presupuestos ruinosos. ¿Cómo queremos tener una educación aceptable cuando es puro objeto de trueque político con gente que quiere destruir el país?. Después de tan continuado desmán, la educación pública da pena: sin esfuerzo ni exigencia, politizada, profesorado mal seleccionado, sin vocación garantizada, desgobernado, algunos adoctrinando. Pocos alumnos se esfuerzan, leen, desarrollan el sentido crítico: analfabetos funcionales. En lugar de prepararlos para la vida se les engaña como si vivieran “un mundo feliz” con aprobados regalados, sin hábito de esfuerzo, moral de víctima, adoctrinamiento de género y antipatriótico, sin capacidad crítica. El orwelliano PSOE llama “progreso” a este totalitarismo educativo . Las deficiencias educativas son el principal motivo de tener mucho mas desempleo que nuestros socios europeos.
Sin desarrollo del esfuerzo y la voluntad el talento se desvanece. La educación debe despertar vocaciones, detectar capacidades; en cambio se centra demasiado en aspectos cuantitativos, competición por la apariencia, no por el saber. La falacia del éxito oculta la bajada del nivel. Se ha equivocado a los alumnos que confunden el medio de evaluar con el fin de aprender. El talento se desaprovecha. Educar es desarrollar la individualidad, pero también pensar en los demás, en cooperar. La selección del profesorado de primaria y secundaria es lamentable, carece de rigor, sin vocación garantizada, ideologizada a través de lenguas locales. Una vez elegidos, nadie los evalúa, el continuo descenso de nivel disimula la mediocridad general. Despertar vocaciones en España es milagroso, porque ni muchos profesores la tienen. El sistema educativo incluso quiebra vocaciones. Es aberrante que a una persona con vocación de médico, se le excluya de estudiar medicina porque le faltan unas décimas en absurdas pruebas de acceso a la universidad, que no están adaptadas a las titulaciones a las que aspiran los estudiantes. En España nadie le presta atención a la vocación.
La excelencia: hábito de hacer las cosas bien, sucede a la vocación, porque las personas vocacionales siempre mejoran, corrigiendo, puliendo detalles. Artesanos, médicos, ingenieros, cocineros, profesores, todas las profesiones alcanzan la excelencia una vez identificada la vocación. Muchos empleados públicos carecen de vocación de servicio, todos tenemos evidencias de esta anomalía.
El modelo económico ha desmantelado el tejido manufacturero, todo se compra en Asia, se produce poco y se genera paro. Las universidades llenas de estudiantes que solo quieren el título. Aumentan los universitarios parados pero carecemos de buenos profesionales manuales; los mejores titulados emigran por falta de oportunidades. La formación profesional debería estar mejor conectada al mundo empresarial y formar buenos profesionales, técnica y éticamente. Tampoco se consigue. Busque un electricista, fontanero, carpintero, y si lo encuentra lo comprobará. En política, también existe el vocacional, que sirve al Estado, y los oportunistas que se sirven de él. En nuestro caso, además, muchos de ellos sin mínimo moral, ni solvencia profesional
demostrada.
Artículo publicado en Las Provincias