Cómo la universidad pública sirve al Gobierno.
Los premios se han convertido en instrumentos de propaganda de las organizaciones otorgantes. El vínculo que une al premiado con la institución nunca debería ser ideológico, pero suele serlo. El ridículo es tan grande, que hasta le conceden el premio Nobel de la Paz, a Obama, que declaró guerras y no paró la de Afganistán pudiéndolo hacer, pero certificar derrotas luce poco . Los intereses políticos, ideológicos, cada vez menos ocultos. El absurdo es tan grande que algunos laureados deberían ser mejor calificados de delincuentes o estafadores. Científicos que publican más de cien artículos de investigación al año, por ejemplo, merecen más una condena que un premio. Son estafadores, porque la innovación es escasa y difícil, y no se pueden obtener resultados innovadores cada semana. La cultura del “hacer saber” sustituye al “saber hacer”, produciendo resultados desechables. Otro elemento perturbador son las modas ideológicas, como el feminismo. La inflación actual de premios a mujeres es tal, que uno desconfía a priori de cualquier autora laureada. No hay actor, cineasta, intelectual de medio pelo, que no sea premiado, en agradecimiento de servicios prestados de propaganda “progresista”. ¿Cuántos premios se conceden en España a intelectuales o artistas que no confiesen ser socialistas o separatistas? No se preocupe si solo recuerda a Boadella, no está flaqueando su memoria, es que no hay. Ha llegado el momento en que ostentar premios es un dudoso honor. No sólo es a nivel de gobiernos, centrales o autonómicos, también a nivel universitario público. Se alega que se estimula la investigación derrochando en eventos propagandísticos donde se invitan a premios Nobel. Sin embargo, el maltrato económico cotidiano a cualquier investigador en comisión de servicios es vergonzoso: le cuesta mucho dinero de su bolsillo porque las indemnizaciones por desplazamientos llevan un cuarto de siglo sin actualizar. No parece ser tarea de rectores, ni de nadie al parecer. En cambio se derrochan gastos en propaganda de doctores honoris causa de dudosas científicas, como la economista Mariana Mazucatto, (MM) defensora del oxímoron del “Estado emprendedor”, la agenda 2030 y el cambio climático. Nombrada doctora honoris causa en mi universidad, en Junio 2023, opina en entrevista en El País, descaradamente a favor del Gobierno socialista español, el 21 de Julio (dos días antes de las elecciones), afirmando que: (i) Es un problema enorme que VOX entre a gobernar. Lo que ha hecho en España el actual gobierno es muy positivo, comparado con lo que veo en otros países. (ii) Le han impactado las políticas mesuradas del Gobierno español (Sánchez ha creado 450.000 empleos públicos en 5 años y 400.000 millones de deuda pública) (iii) En el Reino Unido (donde trabaja MM), después del Brexit no hay una fórmula para que lo público y lo privado trabajen juntos en la transición energética. ¿Y en España si? MM ignora que el Gobierno ataca fiscalmente a todas las empresas privadas, las grandes, pequeñas y medianas, quiere acabar con ellas. (iv) El Plan español de Recuperación y Resiliencia está muy enfocado a la investigación y desarrollo, dice MM, mientras la UE declara que no sabe en qué se ha gastado el dinero el Gobierno español. (v) España tiene un gravamen “solidario” a la riqueza e impuestos sobre los beneficios caídos del cielo, que no perjudican a las pequeñas empresas, dice MM. Sin embargo, la Hacienda española que no deflacta las tarifas del IRPF por la inflación, ¿no se beneficia de recaudar más euros caídos del cielo inflacionario? Y los impuestos a grandes empresas y bancos, ¿quién los va a pagar finalmente? Los ciudadanos naturalmente somos los pagadores finales. (vi) La extrema derecha es populista, dice MM de VOX. ¿Por qué es populista? Porque dice que la inmigración debe ser legal, porque acusa a Europa de no tener política migratoria, ni energética, ni de seguridad, ni agrícola, ni ganadera, ni de defensa. La UE está repleta de políticos incompetentes muy bien pagados con nuestros impuestos. Y regalar subvenciones y paguitas, a todo tipo de sectores, para que los voten, ¿eso no es populista? La universidad pública no puede ser una institución donde se intercambian honores a cambio de propaganda socialista.