Forofos contra Hegel y contra España

El votante español es poco racional.

Si algo caracteriza a la vida es el cambio, no solo entre los animales, también en la naturaleza, un rio por ejemplo. Una roca seguramente también, aunque sea su color.

La imaginación y la memoria nos permite resucitar la muerte, los seres queridos nunca mueren, están en nuestra memoria. Pero algo que no cambia está muerto. Las tradiciones son buenas nos dan identidad espiritual, pero no todo es espiritual. Las cuestiones que se tratan en una comunidad de vecinos, en la economía,

no son espirituales, tampoco en las elecciones políticas. Una persona que siempre vota lo mismo es un esclavo voluntario de unas siglas. Puede tener explicación si vive de ello, pero si no lo hace, puede estar apoyando una tiranía, sin darse cuenta.

Cuando votamos a otras personas, a veces no preparadas, depositamos en ellos confianza, aún sin saber si son honestas, sanas mentalmente.  Los elegidos deciden por nosotros cuántos impuestos o derramas estamos obligados a pagar, en qué los gastan,  en qué guerra nos pueden meter, a quién dejamos que nos invada, o cuánto nos roban. Frecuentemente los elegidos nos defraudan o traicionan. Es verdad que sólo quien elige se equivoca, y que vivir es decidir y equivocarse.

Cada vez que votamos cedemos en nuestra autonomía personal, y no solo eso, como todos los votos valen lo mismo, y los excelentes, los sabios, los mejores, siempre son minoría, cada votación tiene una gran probabilidad de error. Es contra intuitivo pero cierto, la decisión sería mejor en manos de la minoría, la alternativa a la decisión tomada. La llamada democracia conduce al empeoramiento frecuentemente, sólo debería aceptarse cuando no hubiese otro criterio. En la universidad pública la verdad es la opinión mayoritaria. Siendo casi regalada la formación universitaria es cara, porque la cultura socialista no prepara para la vida privada asumiendo riesgos.  

Así que no hay motivos para ser un votante incondicional, de nada ni de nadie. Si además los elegibles pertenecen a organizaciones sectarias o sindicatos de poder, que se reparten entre ellos privilegios, como ocurre con la partidocracia que padecemos en España, las consecuencias de las votaciones serán más en beneficio de los elegidos que de los electores. Por este lado tampoco encontramos motivos de celebración en ninguna  elección, cuya consecuencia más probable será el empeoramiento general.

Las personas somos entes de costumbres, necesitamos acostumbrarnos como descanso para no tener que pensar cada cosa qué hacemos. El mucho descanso conduce al sedentarismo y la obesidad, y como otra característica humana es que lo que no usamos se estropea, conviene pensar aunque canse, sobre todo habiendo como hay traidores que se aprovechan de nuestro “descanso mental”. Lo peor es que condenan a las próximas generaciones a una vida peor que la nuestra. La pereza de no pensar sale muy cara a otros.

Así que, vale la pena el ejercicio mental de pensar, cierta racionalidad al votar. No hay que hacerse muchas ilusiones, porque los vagos mentales, los que no piensan son gran mayoría y además actúan antes. Porque, ¿qué es anterior la emoción o la razón?  Sobre esta cuestión grandes pensadores se han equivocado. René Descartes (1596-1650) se equivocó cuando dijo: Pienso luego existo. Descartes que pensaba como matemático, cometió los errores típicos de esta profesión, que es creerse hipótesis que no se cumplen casi nunca. La filosofía de Descartes se basa en la aceptación de ciertas verdades esenciales, no derivadas de la experiencia.

Descartes viene a decirnos que actuamos porque pensamos, pero se equivocaba porque hay mucha gente que existe y que no se rige por la razón para actuar. Muchos imitan a otros, se dejan llevar por lo que les han contado en casa o la educación, sin cuestionar lo que les han dicho, hacen lo que siempre han visto hacer, por inercia, por emociones. ¿Se enamora uno por la razón, acaso? ¿Se hace uno forofo de un equipo deportivo por la razón? ¿Qué ocurre con las verdades contra intuitivas o ilógicas? Si un niño escucha en su casa todos los días que el bando X asesinó a su abuelo, ese niño será un adulto fanático ideologizado. Sucede por adoctrinamiento, no razonamiento.

En 1821, el filósofo alemán Hegel escribió una frase que más lo relaciona con su pensamiento: Lo que es racional es real, y lo que es real es racional.  El peligro está en las hipótesis, que si no se cumplen, las conclusiones pueden ser falsas.  Los forofos  abundan y no son racionales. Porque antes que pensar, tenemos que tener ganas de buscar, y éstas no se despiertan si no hay emociones que nos motiven, porque pensar fatiga. El cerebro prefiere descansar. Esto lo sabemos bien los profesores que jugamos al tenis. Si los alumnos no están motivados emocionalmente de alguna manera, no están concentrados en clase, y desconectan. Si juegas al tenis y ganas un set, el cerebro te pide descansar, y tiendes a desconcentrarte, a descansar, concediendo ventaja al adversario. Se necesita esfuerzo para mantener la concentración.

 Hay verdades contra intuitivas que no se entienden bien por la mayoría de las personas. Las virtudes del ahorro, del esfuerzo, de la disciplina, de la contención, la renuncia al disfrute, no son lógicas, hace falta fe y sacrificio para practicarlas lo que pide el cuerpo es el “carpe diem”, el aprovechar el momento. El capitalismo auténtico, ignorado, es contra intuitivo. Trabajar duro, sacrificarse, contenerse en el gasto, reinvertir el beneficio sin consumir, ahorrar; existe pero no es racional, el cuerpo pide disfrutar, gastar.  

 Por supuesto que hay actitudes y discursos irracionales que son falsos y engañosos.  Eso de que no tendremos nada y seremos felices solo lo creen los esclavos. Sin propiedad no hay libertad, dependes del Estado. Los partidos sectarios, como el PSOE y el PP,  no respetan la libertad individual, la opinión de quien los ha votado no es lo más importante, sino la obediencia al caudillo que puede quitar al elegido de las listas cerradas y bloqueadas que permite nuestro sistema electoral. La llamada disciplina de partido impide que ciudadanos libres pertenezcan a partidos políticos, pero también deberían impedir al elector ser forofo de esas siglas.

Esto no ocurre, en España hay millones de votantes forofos, que siempre votan al mismo partido, sea quien sea el candidato. Los votantes forofos tienen una visión del mundo sólida y muy establecida. Pueden argumentar sus creencias pero no pueden explicar otros puntos de vista alternativos de un modo que la gente con opiniones diversas pudiera encontrar satisfactorio. Los forofos consumen información política pero de un modo sesgado. Tienden a buscar información que confirme sus opiniones políticas preexistentes, pero ignoran, evitan y rechazan cualquier evidencia o desmienta sus opiniones preexistentes. Confían  demasiado en sí mismos y en lo que saben. 

En España hay más de 30 millones de adultos que viven total o parcialmente del Estado, y claro, con la extendida laxitud moral, la educación manipulada, la propaganda de los medios públicos y privados, la debilidad de la sociedad civil, la secularización completa de la sociedad, y el invisible mensaje espiritual de la Iglesia, hay millones de españoles forofos.

El comportamiento humano es real, pero ni mucho menos es racional. El forofo no ve la realidad, la pinta como él es. Cambiar de opinión es propio de personas inteligentes, que aprenden con su experiencia y la de los demás. En España, cambiar de opinión electoral es una debilidad.  No es la única situación desgraciadamente que nos hace singulares. Nos avergüenza  fallar, fracasar en el intento de lograr un objetivo. ¡Qué estupidez! Para tener un éxito importante es esencial fallar antes, o ¿acaso somos dioses?.  Equivocarse, cambiar de opinión es de personas inteligentes, el tonto no cambia, es forofo, en beneficio de farsantes, canallas y dictadores. 

A la gente mayor la inercia de la costumbre añade dificultad para cambiar de opinión. Después de vivir 40 años de una manera, una persona normal que no lee mucho (no permite el contacto con opiniones diferentes) no cambia de opinión de nada, ni de comer, ahorrar, vivir o votar. Mucha gente mayor vota PP porque siempre lo ha hecho, antes de existir VOX. Hay muchos jubilados forofos de costumbrey es difícil cambiar, pero no es racional ni inteligente, hacen mucho daño a su país, a los que vendrán, y hasta a sí mismos.

Es virtuoso que una persona joven ahorre, pero es estúpido serlo de jubilado. Es irracional votar a partidos que cierran nucleares encareciendo la energía;  abrir puertas a inmigración irregular aumentando la delincuencia y el riesgo terrorista; limitar la agricultura, encareciendo la vida y la soberanía productiva; a decrecer, a que no volemos en avión ni comamos carne. Nos dicen que no tengamos nada y seremos felices,….  Mas bien parecen ideología para tontos forofos. 

El futuro de España está en manos de los forofos, bastaría que un millón de ellos dejen de votar al PP, para que este partido despertara y sintiera la necesidad de aliarse con VOX. Para sacar electoralmente del poder al actual presidente, es indispensable que VOX y PP se unan electoralmente antes de las elecciones. Seguir votando a estos partidos si no lo hacen, es un acto forofo. Y además impide que cambien de actitud. Este cambio exige valor e inteligencia porque PP y PSOE son aliados en Europa, y Feijóo podría no hacerlo con apoyo del mismo PSOE. Otra cosa sería un PP liderado por Ayuso. VOX debe dejar el esencialismo en casa y ser pragmático para acercarse al PP. Difícil tarea, mientras la UE siga permitiendo endeudarse a Sánchez para comprar votos, no sabe gobernar sin derrochar y saquearnos fiscalmente.

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