Dictadura discontinua

Cambiar de nombre a las cosas es camuflar la realidad para engañar.

Somos responsables de lo que hacemos y de lo que debemos hacer. Cuando un empresario comete un error, él sufre las consecuencias. Cuando un gestor público comete errores los pagamos todos, con impuestos y consecuencias. Con la digitalización, las grandes empresas privadas han reducido plantillas administrativas a la mitad, las instituciones públicas no. Miles de administrativos sobran pudiéndose amortizar (sin traumas) con jubilaciones. Seguramente faltan médicos de atención primaria, jueces y policías, y sobren ministerios, administrativos, universidades, asesores, aparato oficial, subvenciones sindicales, coches oficiales,… Los ciudadanos necesitamos buenos servicios privados o concertados, no malos servicios públicos. El comunismo pretende que todo sea sector público (financiado con impuestos ) que asfixian la actividad privada, así que cada empleo público innecesario contribuye a que haya menos empresarios privados, más pobreza y endeudamiento. La diferencia entre el comunismo antiguo y el moderno (que practican Zapatero y Sánchez) es la manera de perpetuarse en el poder: el antiguo es físico, esclaviza al ciudadano con la fuerza; el moderno es mental, con adoctrinamiento educativo, desinformación y urnas amañadas. Su método consiste en injertar un sistema autoritario no democrático, pero diferente de la dictadura brutal, con urnas amañadas con listas cerradas y bloqueadas. Las dictaduras modernas se distinguen de los brutales despotismos “orientales” que reprimen con la fuerza; eso en la civilizada Europa ya no ocurre, “no se trata de violentar a los ciudadanos sino “desarmarlos”, con la sub-información, como a la rana que se cuece lentamente, en el agua fría (urnas) y acaban abrasada; adoctrinados en la escuela (lengua, igualdad, género), engañados en los medios de comunicación (subvencionados), desorientarlos con mensajes contradictorios del mentiroso Gobierno y portavoces . Cuanto mayor es la desinformación, menos se percibe por un ciudadano deshabituado a protestar, con una oposición que ante la desfachatez autoritaria, espera con moderación a que la economía le regale el poder, sin percibir que aumentando la deuda la pésima economía se camufla. Sin utilizar la calle, el ciudadano no ve una dictadura delante de su nariz, no basta tener razón. El despotismo moderno deja en libertad un sector minoritario de la prensa, pero sin contratos ni subvenciones. No es tan fácil detectar una dictadura cuando la ciudadanía dedica gran parte de su tiempo a sobrevivir, con la manipulación de la opinión pública disfrazando la realidad. Los organismos oficiales INE, CIS, ministerios, manipulan encuestas, conceptos y datos confundiendo (500.000 parados que no trabajan muchos meses y perciben subvención de parado los llaman fijos discontinuos), la inflación real es superior a la oficial; votamos listas cerradas y bloqueadas por caudillos de partidos dudosamente sanos. Votar a totalitarios es cómplice de males imprevisibles, porque cambian las leyes para que los políticos roben dinero público, sólo delincan si son tontos (dejando evidencias de que se han enriquecido personalmente). Los golpistas sediciosos volverán a repetir pero ya no será delito, saldrán a la calle como ya hacen violadores y maltratadores. ¿Quién se atreverá a pararlos, tendremos otra guerra o división del país? No vale hacer el avestruz, eso va a ocurrir. Se vulnera la separación de poderes, la Fiscalía General defiende al Gobierno; indultan criminales afines; los gobiernos nos endeudan ininterrumpidamente, 4.100 millones mensuales desde hace 18 años; 100.000 propiedades privadas de españoles se vulneran impunemente; no hay igualdad legal varón/mujer; se adoctrina contra España (excusa lingüística) en los colegios del 30% del territorio: comunidades vasca, catalana, navarra, valenciana y balear; fomentan socialismo disfrazado de igualdad en todo el país y a todos los niveles educativos en el sector público; se persigue fiscalmente al autónomo para que dependamos de subvenciones del Estado; se oficializa la historia castigando la libertad de interpretación; acrecientan la desigualdad territorial beneficiando a separatistas; la clase media desaparece, aumentando la pobreza, abortos; la presión fiscal sube del 47 al 56 % y los servicios públicos empeoran; la renta per cápita española no crece desde 2005, el PIB nacional ha pasado de la posición 8 a la 16 mundial; las pensiones se financian con deuda;…. Desde 2004 sufrimos una dictadura discontinua, si gobiernan “otros moderados” sin cambiar las leyes totalitarias, educación, impuestos, viabilidad de pensiones,… ¿qué harán cuando las embestidas separatistas se confirmen?.

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