Los votantes somos responsables de lo que nos ocurre.
Gobernar bien consiste en mejorar la vida de los ciudadanos sin endeudarlos y con los menores impuestos. Se supone que los ciudadanos saben elegir lo que les conviene y que el sistema político lo permite. Ambas hipótesis son falsas en España. Sufrimos una partidocracia, que permite tener como presidente a un psicópata, un matón o un mentiroso. No hay filtros legales contra tales caudillos de partido. Sin ganar elecciones se pueden aliar pequeños partidos que sumen lo suficiente. Los electores pueden ser estúpidos, es decir, deciden contra el bienestar de los demás, incluido el suyo propio. Durante las dos últimas décadas la renta per cápita española se ha estancado y la deuda pública se ha multiplicado por cuatro. Esta situación se la debemos a los presidentes Zapatero, Rajoy y Sánchez. Además, hoy en España se vulnera la propiedad privada; los poderes no son independientes; no hay igualdad legal entre hombre y mujer; tenemos una presión fiscal escandinava, servicios públicos africanos. La natalidad baja continuamente desde hace 15 años, pocos se atreven a formar familias por la precariedad. El ejército, desarmado, ni nos defiende de las rebeliones internas, ni puede defendernos de agresiones externas. La unidad nacional amenazada por separatistas. Internacionalmente no pintamos nada. Cada día se suicidan 11 españoles menores de 30 años. España importa de todo, pudiendo producirlo nosotros empleando españoles. Los oficios se pierden, el paro dobla al de nuestros vecinos. Faltan trabajadores de construcción, restauración, camioneros, sector primario que los jóvenes españoles no quieren. Las políticas de la agenda 2030, asumidas por el Gobierno, hacen disminuir el sector primario, perdiendo soberanía y generando inflación e impuestos. El Gobierno aumenta el empleo público y penaliza fiscalmente el privado, por unas cotizaciones sociales que impiden contratar. Cambia nombres, como fijos discontinuos para engañarnos con las cifras de parados reales. Ante este Estado fallido, provocado por gobiernos alternativos PSOE y PP, se atreven a asustar con que VOX, con tres millones de votantes ponen en peligro los “logros sociales”, y que nos quieren hacer volver a un “pasado tenebroso”. Pero ¿a qué estúpidos se dirigen con este mensaje, si casi no podemos empeorar más? Según institutos económicos solventes e independientes, de los 120.000 millones de subvenciones, incluidas en los Presupuestos PGE, las prescindibles por clientelares rondan los 70.000 millones (la mitad del coste anual actual de pensiones). Los gobiernos se han acostumbrado a gastar más de lo presupuestado, comprando votos con todo tipo de derroches, y no pasa nada. ¿Es constitucional? Si nuestros hijos, como ciudadanos tienen que cargar con la deuda heredada, ¿no son maltratados respecto a nosotros porque tendrán que pagar una deuda mucho mayor, y por tanto un trato discriminatorio respecto a nosotros? ¿No hay motivo constitucional para que los gestores públicos dejen de endeudarnos en defensa de la igualdad fiscal de los ciudadanos?. Es criminal que los gestores públicos nos endeuden sistemáticamente. ¿Usted lo consentiría al administrador del inmueble donde habita?. Tal vez debería preguntarse si usted vota estúpidamente y si tiene alguna responsabilidad (con sus hijos al menos) de sus decisiones electorales. Dentro de 11 meses tendremos al terrorista Otegui de lehendakari, por una coalición Bildu-PSOE, devolviendo el apoyo de Bildu a Sánchez para ser presidente, ya que 200.000 habitantes vascos amenazados, que no les votaban tuviesen que emigrar a para no ser asesinados. En las comunidades separatistas no hay libertad. Estos días, separatistas catalanes cuantifican su apoyo al candidato Sánchez, para que condonen 85.000 millones de deuda de Cataluña, gastados entre otras lindezas con 21 embajadas internacionales, además de amnistía y referéndum y financiación bilateral. Los separatistas valencianos (Compromís) piden que se condone la deuda de 55.000 mil millones de la Generalitat Valenciana, pero siendo de las comunidades más extractoras fiscalmente, el pasado año nos endeudaron en 10.000 millones más. En los últimos 18 meses, Sánchez nos ha endeudado en 141.000 millones, con recaudación fiscal record por la inflación, y sin deflactar tarifas del IRPF. Cada voto socialista es una mina contra las generaciones futuras. El PP debería utilizar su poder territorial, 13 autonomías, ayuntamientos de grandes ciudades, el senado haciendo una oposición frontal, uniéndose a VOX.