Feijóo pone una vela a Dios y otra al Diablo
El PP actual es un partido sin unidad ideológica cuyos verdaderos líderes son mujeres, a las que sistemáticamente impiden mandar, y los que mandan viven del cargo, con patriotismo discutible. Cohabitan dos ideologías: la socialdemócrata anti-liberal (Rajoy, Feijóo, Moreno Bonilla) y la liberal pragmática (E. Aguirre, I. Ayuso, Cayetana Álvarez de Toledo). En 2008, Rajoy sintió amenazado su poder por Aguirre, ganó el desafío apoyado por el PP valenciano -por eso figura ahora González Pons- y, prepotente, invitó a liberales y conservadores a que salieran del partido, naciendo Vox.
Hoy, España es un estado oligárquico fallido: educación politizada; sin pluralismo ni respeto de la propiedad privada; listas electorales cerradas y bloqueadas; sin división de poderes; sin política exterior, migratoria, energética, sin defensa; separatismo adoctrinador; economía estatalizada con escasa actividad privada, sobredimensionado sector público político, deuda impagable. En 2004, Zapatero abrazó el comunismo de hegemonía mediática-cultural, Rajoy se ‘hizo’ socialdemócrata, desterrando valores liberales: Estado ‘pequeño’, sin IRPF para jubilados ni impuestos de sucesiones, reducción de impuestos a autónomos. Desde entonces el PIB per cápita español está estancado en 23.800 euros equivalentes; la deuda pública se ha doblado; el desempleo ha aumentado un 6%; el peso de las nóminas públicas ha aumentado un 38% mientras el de las empresas privadas un 8%, la clase media desaparece.
Hoy, los 3,15 millones de empleos públicos y 350.000 políticos gastan 2 de cada 3 euros que se recaudan con impuestos; mientras el resto de recaudación por cotizaciones sociales -de nóminas, no impuestos- no financia la creciente población de diez millones de pensionistas. Nuestra disparatada inflación resta competitividad a empresas, empobreciéndonos a todos, dedicando más presupuesto al pago de intereses de la descomunal deuda. Somos un país que produce e invierte poco y gasta mucho. El presupuesto gasta el 12% del PIB en subvenciones- 122.000 millones- clientelares en su mayoría. La sociedad española se empobrece con un sector público inflado: sobran miles de administrativos por la digitalización; profesores tras una década de natalidad negativa; faltan cuidados por envejecimiento poblacional, tenemos el doble de políticos per cápita que Alemania. Este sobrecoste aumenta los impuestos frenando la iniciativa privada y generando paro.
España necesita ya varias manos de liberalismo. Los ciudadanos pasmados con las mentiras de Sánchez, bostezan con las medias verdades de Feijóo, que oculta intenciones poniendo una vela a Vox y otra al PSOE. Despreció a Vox, en el XX Congreso del PP, acusándole implícitamente: «no repartimos carnets de patriotas, ni de españoles; somos autonomistas, europeístas, pacifistas y constitucionalistas». Yo critico la política de defensa, inmigración o energética de la UE y no soy euroescéptico; critico el derroche administrativo político autonómico y se que no es viable ser anti- autonomista; no soy machista por ser contrario a la desigualdad legal contra el varón; acusarme por esto, es confundir el accidente con la esencia, la parte con el todo, con intención de engañar; insinuando «ultraderecha», es incorrecto, inmoral, autoritario. Criticar acciones u omisiones no constitutivas, no es ser contrario. Feijóo alabó a los sindicatos que representan al 7% de los trabajadores -todos públicos-. El votante PP se siente esclavo, vota a quien pongan. ¿Qué propone Feijóo? Ocultar la verdad es mentir, sus votantes no esperan que pacte con este PSOE. Tras las próximas elecciones generales, habrá que pactar. Feijóo guarda la carta de aliarse al PSOE alabando a sindicatos socialistas; y la de aliarse a Vox, bajo ciertas condiciones. ¿De qué depende? Al PSOE no le bastarán los apoyos de separatistas, comunistas y ex-terroristas, y el PP podría gobernar pactando con Vox o con el PSOE, ninguno tendrá mayoría suficiente. Si Vox está igualado con el PP, o por encima del PP, entonces Feijóo no aceptará como presidente a Abascal y preferirá el PSOE. Si Vox está suficientemente por debajo del PP, entonces debería gobernar con Vox.
España necesita reducir -no traumáticamente- el gasto público político y administrativo, amortizando jubilaciones, eliminando asesores, ministerios, televisiones públicas, subvenciones improductivas -imposible con un acuerdo con este PSOE-. España necesita líderes valientes, humildes, que hablen claro, diciéndole al español qué hay que sacrificar para levantarnos. Ya tuvimos bastante con Rajoy, gallegos centrados en la nada.
Artículo publicado en Las Provincias